Por Sabino Cuadra Lasarte
Diputado Amaiur
“¡Sois el orgullo / de la clase obrera!”, se coreaba en el recibimiento que
decenas de miles de personas dieron en Madrid a los cientos de marchistas
que, desdeAsturias, León, Teruel…, llegaron hasta allí con sus inagotables
reservas del mineral más preciado de la naturaleza humana: la dignidad. Era el
Madrid del “¡no pasarán!” el que les recibía; el de las luchas antifranquistas
de los 60/70; el de las marchas anti-OTAN de los 80; el de las movidas sociales
y centros ocupados; el del 15-M y sus asambleas barriales. El Madrid rebelde,
feminista, rojo, republicano, ecologista, libertario,.. Lo mejor de cada
casa.
Los diputados y diputadas de Amaiur que participamos en aquel último tramo de
la marcha, teníamos recuerdos propios que hilvanar a esta lucha. En nuestra
memoria estaban las minas que desde Bilbao a la muga con Santander, dieron
origen, en buena medida, al movimiento obrero vasco. El recuerdo de Dolores
Ibarruri, mujer y vasca universal que, tras el triunfo del Frente Popular en el
36 y salir elegida diputada por Asturias, tuvo el honor de abrir con sus propias
manos las celdas de lacárcel de Oviedo y liberar a todos los que, desde la
revolución del 34, permanecían allí encerrados.
Nuestros recuerdos tenían que ver también con la huelga general en Nafarroa,
en los 80, en contra del cierre de la mina de Potasas y las marchas nocturnas
con las que cientos de mineros recorrieron la geografía navarra calentando
aquella gran movilización. Y también con las más cercanas luchas de la margen
izquierda vizcaínaen las que, al igual que ahora en los pueblos y montes
asturianos, los obreros de Euskalduna, Altos Hornos…, escribieron con su firme
resistencia, sus tiragomas, txupines y mangueras las más hermosas páginas de
la historia obrera vasca de las últimas décadas. Por todo ello, nada de la
actual lucha minera nos era extraño ni ajeno.
Ese martes 10 de julio, cuando el “Santa Bárbara bendita…” final despidió con
sus camisas rotas y rojas aquella larga marcha de consignas y banderas, las
caras de los mineros marchistas expresaban con sus cansancios, alegrías y
llantos todos los colores del arco iris de la dignidad humana. La solidaridad
mostrada por las varias decenas de miles de madrileños y madrileñas que
les habían acompañado durante cuatro horas les había llegado al corazón y había
quedado grabada para siempre en su ADN.
El día siguiente, miércoles, tras escuchar en el Congreso de boca de Rajoy el
nuevo paquete de agresiones sociales con las que su Gobierno, a mayor gloria
de la CEOE, la Banca y el FMI, pretende hacer frente a su crisis, varios de
nosotros salimos también de allí para participar en la manifestación que terminó
ante el Ministerio de Industria. La denuncia que después haríamos al PP en el
propio Congreso debía ir acompañada de algo más que palabras.
En la nueva marcha, cientos y cientos de banderas de Asturias, Aragón,
Andalucía, Castilla, León, rojas, republicanas.., vestían el paso de decenas de
miles de personas venidas en autobús desde todas las regiones mineras. Ninguna
bandera de España -¡ninguna!- por ningún lado. Se evidenciaba así que cuando la
gente pelea y quiere afirmar su identidad no encuentra en la enseña de los
Borbones nada que le pueda servir. Sus símbolos son otros. La bandera española
solo era visible en las furgonas y uniformes policiales.
Al final, como en tantos finales, la policía realizó una brutal
carga totalmente injustificada y amañada a fin de, aprovechando cualquier
motivo, desatar una razzia de golpes, pelotazos y detenciones con un doble
objetivo: reprimir la solidaridad madrileña y la propia rebelión minera (van más
de 200 detenciones que aún no se sabe en qué pueden terminar) y, por otro lado,
tratar de relacionar la contestación social con la violencia a fin de
criminalizar esta disidencia y justificar los nuevos recortes represivos
anunciados por el Gobierno con su reforma del Código Penal.
Se quiere acabar, más que con la minería, con todos esos pueblos y regiones
que han protagonizado cientos de luchas sociales durante más de un siglo. El
Gobierno del PP trata así de vengarse de ese pasado, romperles el presente y
robarles el futuro. Por ello, el apoyo a la lucha minera trasciende la tan
importante y necesaria solidaridad para adentrarse por senderos que conducen a
una sociedad asentada sobre pilares de justicia social, libertad y solidaridad
entre todas las personas y todos los pueblos.
El discurso de Rajoy y las medidas de su gobierno son el mayor y más
reaccionario paquete de agresiones sociales hasta ahora conocido: subida del
IVA, reducción prestaciones por desempleo, supresión paga a funcionarios,…
Ninguna medida, por el contrario, contra las grandes rentas y capitales que
seguirán disfrutando de un IRPF favorable, de un benevolente Impuesto de
Sociedades, de unas guaridas-SICAV para resguardar sus millones, de una amnistía
fiscal insultante, de un difunto Impuesto sobre el Patrimonio,….
El salario medio de un consejero ejecutivo de las multinacionales españolas
que componen el IBEX-35 ha aumentado un 9% durante 2011, llegando a ser de 2,4
millones de euros anuales (son datos declarados; los reales, bastante mayores,
se ocultan en distintos paraísos fiscales). Cáritas, por su parte, ha denunciado
que la distancia entre el 20% de la población más rica y el 20% más
pobre crece sin cesar. Crecen los ricos en su riqueza y los pobres en su
pobreza. El PP dice que esto es necesario para crear empleo en el futuro pero,
si por cada mentira que cuenta Rajoy se le castigara con un segundo de cárcel,
nadie le libraría de varias cadenasperpetuas.
La solidaridad con las luchas mineras, las de los montes
y las calles, los encierros y las marchas, es hoy esencial. Desde Euskal Herria,
nuestra exigencia de libertad y de un marco plenamente
soberano política, económica y socialmente, no diluye en modo
alguno nuestro empeño por trabajar codo con codo con todas aquellas personas,
organizaciones y pueblos que plantan cara hoy a la barbarie neoliberal y luchan
por construir una nueva sociedad. ¡Que Santa Bárbara, patrona de los
mineros,y también de los rayos y los truenos, nos ayude a descargar sobre el
Gobierno la más impetuosa tormenta social!