21 diciembre 2012

Por qué Paul Preston está equivocado sobre el monarca y la monarquía.

Vicenç Navarro
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra.
 
Paul Preston es un historiador que goza de un merecido respeto y estima entre las fuerzas democráticas que lucharon contra la dictadura en España por sus trabajos sobre aquel régimen que existió en España durante cuarenta años (1939-1978). Sus libros han sido y continúan siendo puntos de referencia en la historiografía española para miles y miles de, no sólo historiadores, sino gente normal y corriente que ha ido descubriendo lo que ocurrió en este país durante aquel periodo enormemente represivo. Historiador basado en la London School of Economics, es el decano de los historiadores anglosajones, estudiosos de la dictadura que en España se conoce como dictadura franquista.
 
Una nota personal. No conozco a Paul Preston, pero sí sus trabajos. Utilizo sus textos en mis clases a los estudiantes de Ciencias Políticas de la Universidad Pompeu Fabra, que encuentran su lectura absorbente pues muestra una cara de su país ocultada o silenciada en los mayores medios de información y persuasión a los que están expuestos en su vida cotidiana, incluso dentro de la academia. Aplaudo pues su inmensa labor esclarecedora de la naturaleza tan opresiva y cruel que caracterizó aquel régimen político. Cuando volví del exilio, hace ya muchos años, una de las realidades que me causó mayor tristeza e indignación fue ver lo poco que sabían los estudiantes de muchas universidades españolas y catalanas (en las que impartí docencia como profesor visitante) sobre la dictadura y su represión. El miedo y el silencio que conllevó, explica que las generaciones que vivieron bajo la dictadura callaran y no transmitieran a las generaciones más jóvenes lo que habían visto.
 
Y esta opacidad del pasado, que Paul Preston ha ido mostrando y denunciando, continuó durante la democracia, una democracia muy limitada y muy vigilada como consecuencia del enorme dominio que las fuerzas conservadoras (herederas de la nomenclatura que controló el Estado dictatorial) todavía tienen en las instituciones políticas, mediáticas e incluso académicas de este país. La Real Academia de la Historia ha publicado recientemente un volumen de la historia de España que contiene capítulos de alabanza al Dictador y al sistema político que estableció. Este dominio explica, por cierto, porqué muchos historiadores académicos españoles no hayan tratado aquel periodo con la frecuencia e intensidad que deberían, pues en su valoración para ser promocionados en la carrera universitaria, pueden estar evaluados por catedráticos conservadores, que en muchas áreas llegan a ser mayoría. No es por casualidad que algunos de los profesores universitarios que han sido más críticos con aquel periodo en sus escritos hayan sido historiadores —como Paul Preston— extranjeros. Durante muchos años eran los únicos que tenían acceso a las fuentes de datos que eran vetados a los españoles. Ni que decir tiene que esto ha ido cambiando y hay excelentes historiadores españoles que han hecho una labor extraordinaria, excelente y llena de rigurosidad. Pero muchos de ellos lo han hecho a un coste personal elevado. Su marginación de los centros de decisión tanto universitario como político y mediático es muy acentuada.
 
Estos son los costes de la Transición de la democracia a la dictadura, que se hizo en términos muy favorables a las fuerzas conservadoras, que impusieron un silencio sobre su pasado, lo cual me lleva al desacuerdo que tengo con Paul Preston, un desacuerdo mayor pues sus lentes, críticas con aquel régimen liderado por el General Franco, son excesivamente benevolentes en su análisis del monarca y el papel que el rey jugó en tal Transición.
 
La transición no fue modélica.
 
El punto de vista que Paul Preston expresa acerca del monarca es el que se reproduce en el establishment político y mediático español, basado en su mayor parte en Madrid. Es el que también ha sido promovido por las fuerzas conservadoras del país, a la cual se han añadido voces de las fuerzas democráticas que tuvieron un protagonismo en aquella Transición de la dictadura a la democracia. Según tal sabiduría convencional, la Transición —definida como modélica— fue fruto de un consenso entre los herederos de la dictadura y las fuerzas democráticas —lideradas por las izquierdas— que decidieron olvidarse del pasado y mirar al futuro, con gran generosidad por parte de todos, estableciendo una Constitución que recoge la síntesis de tal consenso, el cual permitió que se estableciera una democracia, homologable a cualquier otra en la Europa occidental, dotada con los derechos sociales, políticos y laborales existentes en todo sistema democrático. Y una persona clave en esta Transición modélica, que lideró aquel proceso (con un “comportamiento heroico” según lo define Paul Preston), fue el monarca que lideraba las fuerzas herederas del franquismo. En su libro sobre el monarca, Paul Preston, lo define como un demócrata, camuflado en las estructuras del poder dictatorial, que prácticamente esperaba su momento para desarrollar las libertades democráticas. Repito que esta visión es ampliamente extendida en el establishment español.
 
La idealización de la figura democrática del Rey.
 
En esta idealización de la figura del Monarca se ignoran hechos que la contradicen, y entre ellos son.
  1. El Monarca, nombrado por el General Franco como su sucesor, tenía como base de su poder todo el aparato del Estado heredado de la dictadura, incluyendo las Fuerzas Armadas y el Aparato Represivo. Tenía también la capacidad de incidir sobre la mayoría de medios de información en España, tanto públicos (controlados por la nomenclatura del Estado dictatorial) como privados.
  1. Las fuerzas democráticas, lideradas por las izquierdas, acababan de salir de la clandestinidad, y su poder institucional y mediático era prácticamente nulo. El desequilibrio de fuerzas no podía ser mayor. De ahí que la Transición se hiciera en términos muy favorables a las ultraderechas y derechas gobernantes y muy desfavorables a las izquierdas.
  1. Los primeros borradores propuestos por el primer gobierno nombrado por el monarca para democratizar el sistema político, que él deseaba liderar, no tenían nada de democrático. El hecho de que tales primeros borradores se fueran abriendo se debió a la gran agitación social, liderada por el movimiento obrero y sus sindicatos clandestinos que se habían infiltrado en los sindicatos fascistas. Desde 1974 a 1978 España vio el mayor número de huelgas y movimientos de protesta que Europa haya visto, de manera que si bien Franco murió en la cama, la dictadura murió en la calle. El temor de los herederos de la dictadura era que hubiera una rebelión popular, contaminada por la Revolución de los Claveles ocurrida en Portugal. Tal agitación fue la que forzó los cambios del monarca, pues su principal objetivo, por encima de cualquier otro, era mantener la monarquía, y temía, que por mucho Ejército que controlara, el proyecto se le podría venir abajo si aquellas movilizaciones continuaban.
  1. Esta apertura de las propuestas iniciales escasamente democráticas, hechas por el rey, tuvo sus límites, sin embargo. La Ley electoral, inicialmente aprobada por la Asamblea del Movimiento Nacional (los remanentes del movimiento fascista) como condición de su desaparición, estaba deliberadamente sesgada a favor de los territorios considerados conservadores, con el intento, según han reconocido autores de tal ley electoral, de marginar a las izquierdas, y muy en particular al Partido Comunista.
Dicha ley, aunque modificada, no ha variado en su sesgo, de manera que, aún cuando la suma de los votos a los partidos de izquierda ha sido mayoría en todas las elecciones (excepto dos) al Parlamento Español (las Cortes Españolas), las políticas públicas (excepto en limitados periodos) no han respondido a una voluntad de izquierdas. Aún hoy, España tiene el gasto público social por habitante más bajo de la UE-15.
  1. El monarca y la monarquía han jugado un papel clave en la permanencia en el poder de los poderes fácticos como la banca y la gran patronal, que continúan siendo el centro del establishment conservador, el mismo establishment que ha sido responsable del enorme retraso político, económico y social de España. Y su intervencionismo en la vida política es mayor que la existente en otras monarquías, gozando de una inmunidad que no tiene parecido en otros sistemas monárquicos democráticos.
La evidencia de cada uno de estos puntos es abrumadora y queda sintetizada en mis libros Bienestar Insuficiente. Democracia incompleta. Lo que no se habla en nuestro país. 2002 y el Subdesarrollo social de España. Causas y consecuencias. 2006.
 
Se me dirá, como me lo han transmitido personas protagonistas en aquella Transición, personas que me honran con su amistad y a las cuales he tenido siempre gran respeto y estima (tales como el fallecido Santiago Carrillo), que no había otra alternativa. Parece que ello fue así (aunque tengo que admitir que cada vez tengo más dudas, a la luz de lo que se va conociendo) pero lo que sí considero un grave error es que se definiera la Transición como modélica o que se considerara al monarca como el mayor motor del cambio democrático. Me parece que cada día se ve mejor que de modélica, aquella Transición tuvo poco, pues ni se ha resuelto el enorme retraso social de España ni tampoco se ha solucionado el hecho todavía no admitido por la monarquía y por la Constitución, de que España es un país plurinacional. Hoy estamos viendo la gran agitación social consecuencia de los fallos heredados de aquella Transición inmodélica, tanto en el frente social como en el identitario.
 
Paul Preston no toca estos temas, lo cual es sorprendente, pues la evaluación del pasado debe incluir su impacto sobre el presente. Y el presente está yendo muy mal, y ello está relacionado con cómo no se resolvió el pasado. Lo único que dice Paul Preston es que si no hubiera rey, habría una Presidencia de la República que la ocuparía gente como Felipe González o José María Aznar, figuras claramente políticas que politizarían en exceso la figura del presidente.
 
Pero tal argumento ignora que si hubiera una República querría decir que no habría monarquía y que el establishment enormemente conservador, que ha actuado como freno a los cambios que este país necesita, tendría mucho menos poder. El establecimiento de una República en España sería un enorme cambio pues sería una rotura con el pasado dictatorial y su herencia, liberando la enorme energía, todavía por desarrollar, que significaría una nueva cultura democrática, que inevitablemente ocurriría con el establecimiento de una República. La extraordinaria limitación del sistema democrático español que ofrece escasísimas oportunidades a la ciudadanía para participar en la gobernanza de su país (resultado del dominio conservador en las instituciones españolas) se ampliaría en un sistema republicano, tal como ha ocurrido en otros periodos anteriores de nuestra historia, como fue la II República. En cuanto a la supuesta excesiva politización de la figura del presidente del país, tengo confianza en la ciudadanía española, pues el voto puede solucionar los problemas que el mismo voto crea, lo cual no ocurre con la monarquía.
 
Fuente: Diario Público.

19 diciembre 2012

Obituario por Adelina Kondratieva.

Por Dolores Cabra, Secretaria General de AGE.

                                        
 
A las 5:30 de la madrugada del día 14 de diciembre ha fallecido en Moscú, a los noventa y cinco años de edad, Adelina Kondratieva, Presidenta de AGE. La gran luchadora por la libertad, brigadista internacional, gran impulsora del movimiento memorialista en España desde que nos conocimos a principios de los años noventas.
 
Nacida en Buenos Aires en el año 1917, de padres rusos emigrados. Su padre Benjamín Abramson había escapado de la represión zarista en 1910 con una condena a muerte emigrando a Argentina. Allí residió la familia hasta 1932 en que se trasladan a Rusia para participar, con gran ilusión, en la construcción del Estado socialista. Se acoplaron con dificultades. Se incorporó con catorce años a la escuela. Cuando solicitó su ingreso en la Unión de Juventudes Comunistas, se le denegó su ingreso por considerarla “hija de un trotskista con el agravante de haber nacido en Buenos Aires”. Le costó dos solicitudes más, a la tercera la admitieron.
 
Adelina, con su padre Benjamín, y con identidades falsas, salieron en enero del 1937 con rumbo a España, donde ya se encontraba su hermana Paulina, para participar en la lucha contra el fascismo. Después de atravesar clandestinamente la Europa fascista y Francia, consiguen llegar a Barcelona y Valencia. Adelina, tiene entonces diecinueve años y por sus conocimientos de español, se le destina como intérprete y traductora en la Aviación, en el Estado Mayor de la Fuerza Aérea de la República, con sede en Albacete, ciudad que también acogía a las Brigadas Internacionales, donde permaneció destacada en la finca de Los Llanos, sede de la aviación. En la Aviación Republicana Española obtiene la graduación de teniente. Trabajó, entre otros, con el asesor Smushkevich, conocido en España como el general Douglas. Adelina recuerda que le fue de gran ayuda la atención paternal y las enseñanzas de Núñez Maza.
 
Su hermana Paulina trabajaba con el asesor soviético Xanti Mansurov con quien se casó después. Xanti tuvo diferentes misiones en España. Fue consejero de las unidades militares en la defensa de Madrid, asesor del Cuerpo de Madrid-Cataluña y también de la 35 división, organizador en el XIV Cuerpo de Guerrilleros, y colaborador en la preparación de oficiales.
 
La guerra dificultaba el contacto con su familia, pero en febrero de 1937 una agradable sorpresa, supuso la visita, en vísperas del cumpleaños de Adelina, de Paulina y Xanti. A su padre no lo volvería a ver hasta finales de 1937.
 
Uno de los trabajos de Adelina y sus compañeros era pasar toda la noche atentos a la información de la centralita que daba los partes de los aeródromos. La mayor parte de la vida en Albacete, la desarrollaba en Los Llanos por donde pasaban aviadores rusos y españoles. Su memoria no ha olvidado sus nombres, y cuando ha vuelto a reunirse en Madrid, en tiempos posteriores, con los pilotos de la Asociación de Aviadores de la República, Adelina ha sentido el calor y el afecto que imperaba entre todos ellos en aquellas fechas. Cuando disponía de tiempo iba a la ciudad en la moto de un mecánico ruso, Grigori Sokolov. Disfrutaba recorriendo las calles, la plaza del Ayuntamiento y aprovechaba para comprarse ropa de abrigo: “Una señora me hizo un par de jerséis que eran la envidia de mis camaradas y de gran utilidad en este clima tan frío”.
 
Uno de los episodios más fijos en la memoria de Adelina es el bombardeo de la capital el 20 de febrero de 1937: “Ese bombardeo fue algo macabro. Durante casi toda la noche el cielo de Albacete permaneció resplandeciente por las explosiones de las bombas y el ruido era estremecedor. Las acciones se repetían tras un breve intervalo de tiempo y uno tenía la impresión que aquella era una noche interminable. Al día siguiente fuimos a la ciudad y los estragos del bombardeo dejaron heridas las calles y plazas, especialmente las pérdidas fueron más intensas entre el Altozano y la estación de ferrocarril”, contaba en una de sus entrevistas.
 
En 1938 regresó a Moscú donde ingresó en la Universidad Obrera para adultos. Se doctoró en Ciencias Históricas, especializándose en movimiento sindical latinoamericano. En 1941, estudia italiano en la Facultad Militar de Idiomas Extranjeros, para servir durante la invasión nazi como intérprete de los prisioneros italianos en el frente ruso. Chocó con sus superiores por el mal trato que se les daba.
 
Fue Teniente Superior del Ejército Soviético entre 1941-1949, y participó activamente en toda la campaña militar durante la ocupación alemana de la URSS.
 
Al final de la guerra se reincorpora al Instituto Militar de Idiomas. Se casó con el también militar Alexander Kondratiev y tuvo una hija, Elena.
 
En 1951 es detenido su padre, con sesenta y tres años, acusado de trotskista. Adelina, hubo de acompañarle en su detención por orden del mayor.
 
De su padre no consiguieron ninguna confesión. Todas las acusaciones fueron refutadas. Consiguió lo que se llamaba una condena ¡Leve!: cinco años de gulag con destierro subsiguiente, sin poder vivir en ninguna ciudad importante. Fue liberado tras la muerte de Stalin.
 
Tras muchas vicisitudes, por “ser hija de detenido y además extranjera”, continuó su vida como jefa de la cátedra de español en el Instituto de Pedagogía.
 
En los años noventa comenzó a realizar viajes periódicos a España. Conocimos a las dos hermanas en Madrid y las animamos a publicar en la editorial Compañía Literaria que dirigía Juan Barceló su libro de memorias Mosaico Roto. Desde aquella época contactó con numerosos círculos de exiliados, expresos, guerrilleros antifranquistas, antiguos militares de la República, etc. y fue la inspiradora y principal impulsora del Homenaje a las Brigadas Internacionales del año 96.
 
Posteriormente, en marzo de 1997, impulsó la creación de la Asociación Archivo Guerra y Exilio (AGE) y la digitalización de archivos y documentación dispersa por todo el mundo y especialmente por Rusia relativa a la Guerra Civil. Viajamos juntas por numerosos países, Gran Bretaña, Italia, Canadá, USA, México, Suiza, Luxemburgo, y sobre todo por la inmensa Rusia, solicitando a los exiliados y a los brigadistas que colaboraran en la labor de recuperación de la memoria histórica de España. Residió largas temporadas en España incluso en condiciones económicas muy difíciles, para formar equipos de trabajo, conseguir apoyos y reunir materiales y personas dispuestas a dar un fuerte impulso a la recuperación de la memoria histórica.
 
Hasta su fallecimiento fue Presidenta de AGE y Presidenta de la Sección Española de los militares participantes en la Guerra Civil Española del Comité de Veteranos de Rusia. Se encontraba en constante relación con los que fueron niños de la guerra del Centro Español de Moscú, con los círculos de hispanistas rusos, especialmente con nuestra amiga Natalia Malinovskaya y con los supervivientes brigadistas de todo el mundo y participó e impulsó las diferentes actividades de memoria histórica tanto en Rusia como en España u otros países relacionados con la historia de la Guerra Civil y la dictadura franquista, incluyendo su participación en jornadas de apoyo a los antiguos guerrilleros, homenajes a los brigadistas, a los antiguos militares republicanos, los niños de la guerra, y Caravanas de la Memoria de AGE, y especialmente en los trabajos para la digitalización de los numerosos archivos rusos que contienen materiales importantes sobre la guerra y el exilio español en la URSS, la última cita con los archivos la tuvimos ambas en octubre de este año, con la dirección del RGASPI en Moscú, negociando de nuevo la digitalización del fondo 45, fondo de Brigadas Internacionales, objetivo que perseguíamos en AGE desde 1997 acudiendo ambas a las reuniones anuales del Incomka como miembros observadores, y que sistemáticamente nos “complicó” el Ministerio de Cultura de España, tanto si gobernaba el PP como el PSOE, aunque ello no impidió que volviéramos a intentarlo año tras año, firmando convenios de AGE con el Ministerio de Cultura de la Federación Rusa, con el Consejo Internacional de Archivos, y consiguiendo por fin apoyos del Archivo Nacional de Cataluña, en fin, tantas actividades, tanta energía, tanta sabiduría e inteligencia sólo podían tenerla los brigadistas internacionales y los guerrilleros antifranquistas.
 
La última vez que estuve con ella en Moscú, fue con motivo del 75 aniversario de la evacuación de los niños de la guerra. En el Centro Español de Moscú asistimos a los actos y en el gran salón tuvo una de sus últimas intervenciones públicas, en apoyo solidario a la lucha por el mantenimiento del Centro, en peligro de desahucio por la falta de apoyo del gobierno de España. Tuvimos en esos días también un entrañable encuentro en el Comité de Veteranos con nuestras gentes queridas.
 
Juntas mantuvimos una larga batalla para conseguir que España le concediera la pensión que por ley le correspondía como teniente de aviación de la República, pero tropezamos sistemáticamente con murallas infranqueables y diques de contención que amparan las absurdas y temibles burocracias y la mala intención de altos estamentos políticos. No lo conseguimos y Adelina, en este último viaje a Moscú, me volvió a repetir su deseo de vivir el resto de sus días en España. Yo siempre le decía que España, en estos tiempos, es una madrastra para sus hijos más nobles pero que seguiríamos intentándolo.
 
Ahora Adelina ya no está pero ahí queda registrado todo su combate por la libertad, por la justicia y por los derechos humanos.
 
En una de sus últimas cartas a los compañeros y socios de AGE que me dictó decía:
 
…Desde aquí, soñando con verles lo más pronto posible me despido con sentimientos tristes pero con ánimos para el futuro que junto a vosotros continuaremos forjando en esta batalla de las personas honradas. Pienso que en la situación actual el gran fracaso es de la derecha que no admitió la derrota sobre el fascismo y el gran fracaso es también de la izquierda que no mostró la historia real a las siguientes generaciones. De ahí la crisis de valores y la vuelta de los fascismos en sus peores manifestaciones ante el asombro de la juventud, que desconoce el horror que traen las dictaduras…
 
La más auténtica resistencia a la tiranía y a los fascismos hemos tenido el honor y la gloria de tenerlos en AGE encarnados en una mujer excepcional, cuya profunda honradez y entereza moral ha ido iluminando los caminos con la luz y las ideas de su sabiduría, inteligencia, y generosidad.
 
¡Hasta siempre Adelina!
 
Fuente: Diario La República.