20 febrero 2015

Campesinos contra multinacionales.

Chema Caballero

Los movimientos campesinos guatemaltecos se rebelan contra el modelo de desarrollo construído sin ellos y "desde arriba", y a favor de las grandes empresas. Y luchan por sus tierras y su seguridad alimentaria.

 
Manifestación en San Pablo en protesta por la detención de líderes comunitarios en diciembre de 2014.

“Una de las formas de operar del Estado guatemalteco es decir que el combate a la pobreza se hace trayendo capital extranjero para la inversión en mega proyectos. Pero llegan esos capitales y el Gobierno lo único que hace es concesionar los bienes naturales de los pueblos a petroleras, a empresas que tienen el interés de establecer proyectos mega hidroeléctricos, o a mineras. Por eso tenemos problemas en diversas comunidades como San Miguel Ixtahuacán, Sipacapa, San Rafael las Flores, San José el Golfo, San Juan Sacatepéquez, San Pablo la costa, San Pablo Tacana, Santa Caterina... “.

Quien cuenta estas cosas es Feliciano Velásquez, líder campesino guatemalteco y uno de los fundadores del Frente de Resistencia, En Defensa de los Recursos Naturales y los Derechos de los Pueblos (FRENA), que visitó Madrid a finales del año pasado. Estaba acompañado del abogado Ramón Cadena, Director de la Comisión Internacional de Juristas de Guatemala (CIJ).

Este último insiste en el discurso de su compañero agregando que el Gobierno de Guatemala, desde la firma de la paz —en 1996 tras más de tres décadas de conflicto civil— se ha convertido en "el guardián de las empresas privadas". "Por otro lado, las empresas privadas transnacionales han adquirido tanto poder que superan al poder del Estado y por eso es muy difícil hacerlas responsables de sus actos en el país. Por esa razón es que hemos venido, además de informar de lo que está sucediendo en Guatemala, a pedirle al Parlamento español, al catalán y al europeo que establezcan un marco legal más amplio que permita establecer la responsabilidad penal de las transnacionales por los actos que realizan sus filiales en el extranjero", agrega.

De la mano de la organización Éxodo y la Cooperativa l’Olivera, los dos activistas empezaron en Madrid un periplo que les llevaría a visitar el Congreso español, el Parlamento de Cataluña, el Parlamento europeo y la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Ginebra. Organismos ante los que han denunciado la situación de su país y pedido acciones concretas que ayuden a cambiar la realidad de que se vive allí.

 Detención de un líder comunitario en la comunidad de San Marco


Guatemala

 

Tras décadas de guerra civil, en 1996 se firmaron los acuerdos de paz que ponían fin al conflicto guatemalteco. Desde entonces, pocos avances se han logrado en la convivencia nacional y en la mejora de la vida de los sectores más vulnerables del país, sobre todo de los indígenas, que representan un 65% de la población.

Dos años después de la firma, el 24 de abril, la Comisión Nacional de Reconciliación, presidida por el obispo católico Monseñor Juan Gerardi, presentaba el resultado de sus investigaciones en materias de derechos humanos en un documento titulado Guatemala: nunca más. El informe recogía los testimonios de miles de testigos y víctimas de la represión estatal y culpaba de la mayoría de los crímenes al ejército guatemalteco; documentaba más de 54.000 violaciones de los derechos humanos durante la dictadura militar (1960-1996); y atribuía al ejército y la represión estatal la autoría de las masacres, torturas, violaciones masivas, desapariciones forzadas, mutilaciones y otros crímenes que caracterizaron aquel periodo.

Dos días después, el 26 de abril, el obispo Gerardi era asesinado en la casa parroquial donde residía en Ciudad de Guatemala.

Feliciano Velásquez comenta que, con este asesinato, el ejército quiso evitar "ese señalamiento por nombre a todos los militares culpables que habían cometido el genocidio. A partir de ese momento, los militares tomaron el poder a través del terror, del miedo, y de la persecución, que es la situación en la que hoy día nos encontramos en Guatemala".

El abogado Ramón Cadena insiste en que, debido a la falta de cumplimiento de los acuerdos de paz, hoy día se están nuevamente manifestando prácticas del pasado como la criminalización de la protesta social, situación que se dio durante la guerra. "Pero antes acusaban a los dirigentes de las comunidades y a los abogados y abogadas que los apoyaban de comunistas, hoy se nos acusa de terroristas. Y a las comunidades y a sus dirigentes se les persiguen acusadas de ser terroristas y de violar la ley. Lo que se está tratando de hacer es afectar la protesta social, de anular la oposición al modelo de desarrollo económico que el estado pretende imponer".

La lucha continúa

 

El incumplimiento de los acuerdos de paz por parte del Estado guatemalteco motivó el aumento de los conflictos en el mundo rural, el cual rechaza un modelo de desarrollo impuesto desde arriba y que se resume en la enajenación de los recursos naturales a favor de grandes compañías internacionales.

Feliciano Velásquez cita el ejemplo de la empresa española Unión Fenosa como una de las responsables, según él, de la represión y violaciones que sufren los campesinos guatemaltecos, especialmente en el departamento de San Marcos.

Con la privatización de la producción y distribución de energía eléctrica, en el Gobierno de Alvaro Arzú (en la actualidad alcalde de Guatemala), en 1998 Unión Fenosa se quedó por 50 años con la concesión de la distribución de energía eléctrica a 20 de los 22 Departamentos de Guatemala. En el año 2011 el fondo de inversión Actis del Reino Unido compró a las acciones de Unión Fenosa.

La obligación de la concesión es llevar electricidad a todas las comunidades de los departamentos donde opera. Pero en el año 2000 empezaron a darse anomalías como contadores irregulares, lecturas erróneas de los mismos, precios abusivos y apagones constantes que causaron pérdidas de productos perecederos como carnes y lácteos, riesgos en centros de salud y hospitales, quema de aparatos electrodomésticos, sabotajes al sistema de baja y alta tensión para echarle la culpa a usuarios, cortes injustificados y cobros muy elevados por re-conexión.

La comunidad se organiza para reparar el suministro eléctrico.

Desde el año 2008, la población ha interpuesto un mínimo de 90.000 denuncias ante la Comisión Nacional de la Energía Eléctrica. Antes, a lo largo de siete años, se buscó el dialogo con la empresa. Sin embargo, comenta Velásquez, "la respuesta de Unión Fenosa fue el menosprecio, la prepotencia, las amenazas y la represión: primero cortando el servicio eléctrico a determinadas comunidades y pronto con la violencia, criminalización y asesinatos, utilizando las fuerzas militares y policiales para amedrentar y sembrar el terror a la población. En diciembre de 2009, a petición de Unión Fenosa el Gobierno decretó el estado de sitio, restringiendo una serie de garantías constitucionales".

Fue a raíz de estos problemas que en noviembre de 2002 las comunidades campesinas crearon el FRENA, cuyo objetivo era resolver "los problemas relacionados con la pésima distribución de energía eléctrica, la introducción de permisos para minería, violaciones a los derechos humanos por parte de las transnacionales y la represión desde entidades gubernamentales del Estado. Se trataba de empoderar a la población. Al no haberse resuelto las anomalías y no haber tenido reparación de los daños, el FRENA decidió que la resistencia se basara en el no-pago de la factura".

Según Velásquez, desde el año 2009 los líderes del FRENA sufren amenazas, persecución y asesinatos por su lucha contra diferentes transnacionales. En 2009 se denunció el asesinato de 16 líderes comunitarios y otros cuatro en el 2010. Por ejemplo, el 13 de enero de ese año, cuando viajaba a San Marcos desde Ciudad de Guatemala, fue asesinada Evelinda Ramírez Reyes, presidenta del FRENA de Retalhuleu. El 11 de febrero, el activista Germán Antonio Curup, del movimiento opositor a la instalación de la planta de Cementos Progreso en San Juan Sacatepéquez, fue secuestrado por desconocidos y hallado muerto tres días después, degollado y con señales de tortura. Seis días después, el 17 de febrero, Octavio Roblero, también dirigente del FRENA, fue asesinado en Malacatán, departamento de San Marcos. Ese mismo día, fue también asesinado Juan Antonio Chea, abogado indígena maya, colaborador de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado (ODHA) y del Programa Nacional de Resarcimiento (PNR) por disparos efectuados por desconocidos en Cobán, Alta Verapaz.

 Cadena (primero por la derecha) y Velásquez (tercero) ante el Congreso con acompañantes


Dichos atentados provocaron la intervención de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y una acción urgente por parte de Amnistía Internacional. Por su parte, las distintas transnacionales han negado cualquier relación con este tipo de hechos, procediendo a su vez a interponer denuncias contra miembros del FRENA por amenazas.

A partir de diciembre de 2014, se está viviendo un recrudecimiento de las acciones contra las comunidades, llevándose a cabo nuevas detenciones de siete dirigentes del FRENA, lo que provocó la huida de muchos otros y sus familias que siguen refugiadas en la selva, informa Velásquez tras el regreso a su país.

Dos modelos económicos contrapuestos

 

Frente a la enajenación de los recursos naturales a favor de las multinacionales extranjeras, los campesinos guatemaltecos proponen “proyectos alternativos que garanticen la soberanía alimentaria y la soberanía territorial y el manejo adecuado de los recursos que les pertenecen”, dice Velásquez. Como consecuencia de este movimiento, concluye el líder, “estamos declarando nuestros territorios libres de transnacionales”.

Optimismo y esperanza

 

Los dos activistas de los derechos de los campesinos guatemaltecos están convencidos de que están en el buen camino, de que van a ganar la lucha contra las empresas y el estado guatemalteco, aunque por el camino se queden muchos compañeros.

“Porque vale la pena lo que hacemos, es que no hemos claudicado ni retrocederemos pase lo que pase, no importa el desgaste que estemos pasando, aparte de la persecución, el señalamiento, las amenazas y la calificación que nos hacen tanto las empresas como las fuerzas de seguridad del estado, o este mismo, calificándonos de terroristas y de que somos unos movimientos que promovemos las desestabilización del país, sin embargo los que claramente desestabilizan son las empresas en alianza con el Estado”, concluye Feliciano Vásquez.

Para saber más y apoyar la campaña lanzada por Éxodo contra la impunidad de las multinacionales y los derechos humanos y de los pueblos indígenas, en Guatemala, se puede pinchar AQUÍ.

Fuente:  http://elpais.com/elpais/2015/02/09/planeta_futuro/1423501551_654286.html





18 febrero 2015

Homenaje al ‘coronel Xanti’, comisario político de Durruti y fundador del XIV Cuerpo de Guerrilleros de la República.

RAIMUNDO CASTRO 

El suyo es un nombre imprescindible en el conocimiento de la historia de la guerra civil española porque fue un coronel destacado de los servicios secretos de la URSS, el famoso Departamento Central de Inteligencia (GRU), que resultó decisivo en la defensa de Madrid, no sólo como comisario político de Buenaventura Durruti, sino como preparador de los primeros guerrilleros del Ejército Popular de la República y, además, algo poco conocido y sin embargo singularmente relevante, el hombre que inspiró los métodos y los personajes que Ernest Hemingway recogió en su espléndida novela ¿Por quién doblan las campanas?

El osetio-alano Jadzi Omar Mámsurov, conocido entonces por su nombre de guerra, coronel Xanti, fue de los primeros voluntarios soviéticos que acudieron a luchar a Madrid tras el golpe de Estado del general Franco y el inicio de la Guerra Civil y era considerado un hombre imprescindible tanto por el agregado militar de la URSS, el general Wladimir Gorev, como por el Teniente Coronel Vicente Rojo, a quienes había encomendado la defensa de la capital el propio general José Miaja. Tanto por su labor en España, como anteriormente en la guerra ruso-finlandesa y después en la Segunda Guerra Mundial, acabó siendo un auténtico héroe en toda la Unión Soviética.

De ahí la importancia singular que tiene el monumento que se inauguró el lunes, 16 de febrero, en el Parque de la Solidaridad de Fuenlabrada, gracias al esfuerzo de dos asociaciones para la recuperación de la memoria histórica, la española Archivo Guerra y Exilio (AGE) y la Fundación Cultural Azanbék de Osetia del Norte, del investigador de Izquierda Republicana Jesús Fuentes y, cómo no, del alcalde socialista de la ciudad madrileña que lo ha promovido, Manuel Robles Delgado.

De la relevancia del acto –que además se celebra en esta fecha con motivo del 70 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial- da buena muestra el hecho de que el actual presidente de Osetia del Norte-Alania (una república caucasiana que forma parte de la Federación Rusa), el descendiente del homenajeado Teimuraz Mamsurov, acuda en persona a la inauguración junto al embajador ruso y otras organizaciones como el Centro de Cultura y Ciencia Rusa en Madrid.

Mamsurov ha comentado al diario RIA Novosti:  “Para mí es un honor cumplir con esta misión histórica. En nombre de los residentes de Osetia me gustaría dar las gracias al pueblo español, que recuerda a los héroes que lucharon en el lado del Frente Popular contra el régimen apoyado por la Alemania nazi. En el contexto del resurgimiento del neofascismo, el monumento al combatiente contra la `peste marrón´ en Europa manifestará de nuevo la aspiración de todos los pueblos a vivir en paz. Participaré en este acto no sólo como jefe de la república, sino también como un representante de la familia. Para los Mamsurov, Omar siempre ha sido un ejemplo para las nuevas generaciones”.

No en vano, la estatua granítica lleva grabado un texto más que significativo en una de las dos columnas que la adornan: “ …el mensaje de la Patria eterna que dice a todos sus hijos: PAZ,PIEDAD Y PERDON. Manuel Azaña”.

Xanti, a petición de Mijail Kolsov, el corresponsal de Pravda que el propio Josep Stalin envió a controlar a los mandos soviéticos en España para que ejerciese como espía personal, se entrevistó con Hemingway para contarle cómo funcionaban los guerrilleros detrás de las líneas franquistas. Contra su voluntad, porque consideraba que no debían revelarse ese tipo de informaciones, accedió a contarle lo que quería saber basándose en la actuación de los guerrilleros extremeños. Y en esas charlas, además, según reveló él mismo años después, le dio las claves de los métodos y los personajes que aparecen en la novela. Aunque uno de ellos, el protagonista Robert Jordan, es mezcla de uno de los citados por Mámsurov, un joven pelirrojo norteamericano que conoció personalmente el escritor y que murió en Bilbao, y del comandante del Batallón Lincoln Robert Hale Merriman.

Pese a ser de la GRU, Mamsurov se llevó muy bien con Durruti el poco tiempo que estuvo con él en el frente de Madrid. La que luego fue su esposa, Paulina Abramsom, de origen argentino, fue su traductora en los encuentros y conversaciones con el líder anarquista. Su cuñada, Adelina Kondratieva, fallecida recientemente en Moscú, era la presidenta de la asociación española AGE. Su secretaria general, Dolores Cabra, que también ha sido decisiva en la promoción de la estatua, ha recordado a cuatopoder.es que Adelina fue impulsora del gran homenaje a las Brigadas Internacionales que se celebró en Madrid en 1996, junto al inter-brigadista yugoslavo Lazar Udovicki y el dirigente del PCE Santiago Álvarez. El Gobierno español reconoció su nacionalidad española e incluso su grado de teniente de la Aviación Republicana, donde ejerció como traductora de ruso de los mandos soviéticos.

16 febrero 2015

Los anticuados.

LIDIA FALCÓN
 
A Carlos París, en el primer aniversario de su fallecimiento
 
En el homenaje que le brindamos el pasado 5 de febrero en el Ateneo de Madrid yo expliqué que Carlos París era de una fidelidad absoluta a sus principios y a sus amores. Nunca tuvo más relaciones sexuales que con sus esposas y no concebía que se mantuvieran relaciones sexuales sin amor. Yo, que soy menos rígida, le tachaba de anticuado. Lo que era cierto. Carlos París era un anticuado. Creía firmemente en las virtudes heroicas, como Don Quijote, luchaba por defender las causas nobles, por proteger a los desvalidos, por anteponer —frente a cualquier otra consideración y beneficio— el honor, la lealtad, la honradez, el sacrificio total por los ideales que defendía, y el amor y la fidelidad a sus principios inquebrantables.
 
Hoy estaría triste y desconcertado ante las discusiones, escisiones y traiciones que se producen en el seno de la izquierda y absolutamente asombrado de que se pueda afirmar que no se es de derecha ni de izquierda. Habíamos comentado mucho cómo el lenguaje ha ido cambiando para enmascarar las ideas de izquierda y el análisis marxista de la realidad. En sus escritos y conferencias denunció la ideología dominante que había encubierto la lucha de clases, puesto que se afirma que ya no hay clases, sino una sociedad dual en la que unos tienen cosas y otros no, de la misma manera que hay altos y bajos y narigudos y chatos. Un lenguaje que ha permitido la hegemonía de la ideología dominante capitalista, que no ha sido combatida por la izquierda con la contundencia que merece. Él decía que la izquierda estaba presa del Síndrome de Estocolmo, acercándose cada vez más a la derecha para merecer su perdón.
 
Esa imposición de una ideología basada en la doctrina capitalista liberal ha calado de tal manera en todos los ámbitos que hasta el feminismo la está asumiendo y la difunde sibilinamente. Desde algunos grupos de mujeres, y por dirigentes altamente cualificadas, veteranas de esta lucha y que además provienen de partidos comunistas se ha afirmado que el Movimiento Feminista no es de derechas ni de izquierdas.  Que la política no tiene que interferir en esa lucha. Por un lado, porque el objetivo es atraerse a la mayor cantidad de mujeres, de la ideología que sea; por otro, porque, según ellas, muchas mujeres de derechas son feministas.
 
No sé si esa adscripción política se refiere a que votan a los partidos de derechas, pero después acuden a las reuniones o manifestaciones de las mujeres y con ello ya pretenden ser feministas. ¡Lo que aceptan esas dirigentes que se muestran tan abiertas y liberales!.
 
Como esta nueva tesis de que no hay que basarse en la anticuada concepción de la división entre derecha e izquierda está teniendo cada vez más éxito, tanto en la penetración en los movimientos sociales como en la difusión que de ella hacen los medios de comunicación, creo que es bueno aportar unas consideraciones al respecto.
 
La anticuada división entre izquierda y derecha se basaba en la evidente lucha entre el poder reaccionario que mantiene sus privilegios, el de las clases opresoras que se inscriben en la derecha –ellos mismos lo han reconocido siempre-, y la lucha de los oprimidos y explotados por arrancar el poder a la aristocracia y a la burguesía, que son la izquierda. La lucha de las mujeres tuvo que enfrentarse a los hombres, de cualquier clase, para afirmar su existencia en el planeta y, como todo movimiento contra el poder, es de izquierdas. Porque no se puede afirmar que se es feminista y no se es de izquierdas. Esto es una contradicción en sí misma. Cierto que al parecer muchas mujeres de partidos de derechas y hasta del Opus Dei se han introducido en el Movimiento Feminista como buzos, de la misma forma que otros son agentes encubiertos de la derecha en los partidos comunistas, los movimientos anarquistas o los sindicatos. Pero ello no hace feministas a estas mujeres como no hace de derechas el Movimiento Feminista.
 
No se puede aceptar la tesis de que el feminismo no es de derechas ni de izquierdas, que pertenece a un limbo sin ideología. No se puede aceptar ni difundir, en primer lugar, porque es mentira. Todo movimiento es crítico y opositor del poder, de otro modo, colabora con él. Y, por supuesto, es obligación de los dirigentes de los movimientos sociales decir la verdad. Siguiendo a Antonio Gramsci, “la verdad es siempre revolucionaria”. Y la exigencia de la verdad obliga a que no se difundan mensajes engañosos al pueblo. Porque para engañar a los pueblos ya está la derecha.
 
En el momento en que no se establece una línea roja entre la derecha —que significa la expoliación de los pueblos, el triunfo del capital sobre el trabajo, la exacción de la mayor plusvalía de la fuerza de trabajo, la esclavitud de las razas de color, la persecución de los emigrantes, la depredación del medio ambiente, la opresión de las mujeres— y la izquierda —que lucha contra todo ello—, “cualquiera” puede pertenecer a ese movimiento. Y con la participación de cualquiera comienzan a desvirtuarse los principios y las estrategias. En realidad, lo que se pretende es  encubrir una realidad: la de la lucha de clases. Ocultación que siempre hace la derecha. Esto va a asociado a que algunas feministas no quieran llamarse así, o que difuminen los principios feministas con el propósito de atraer a mujeres –ahora es un mantra que deben de ser jóvenes- de las que nada sabemos de su feminismo.
 
Esta política que se introdujo hace dos décadas en el Movimiento Feminista llevó a aceptar que las mujeres del Opus e incluso asociaciones de la Iglesia que están haciendo labor social se introdujeran en su seno, penetrando ideológicamente en amplios estratos de los trabajadores mientras suplantan las labores que debería realizar el Estado con personal laico. El resultado, como ejemplo, el Consejo de la Mujer de la Comunidad de Madrid, en el que las mujeres de derecha durante veinte años impidieron aprobar los acuerdos y objetivos mínimos del feminismo: el aborto, la prohibición de la pornografía, la abolición de la prostitución. Cuando la penetración de las mujeres de derecha fue mayoritaria, ante la permisividad y hasta el contento de ciertos sectores del Movimiento Feminista,  las del PP ganaron las elecciones —puesto que cada vez se unían más mujeres, sin importar su procedencia ni ideología— a la Presidencia del Consejo y  lo mataron. Que era su objetivo.
 
Ir escondiendo la identidad, los principios ideológicos o la línea programática con el propósito de atraer más mujeres  conlleva que si se renuncia a los términos de la lucha, estamos renunciamos a nuestra identidad. Y ello no conduce más que a la disolución del Movimiento Feminista o que éste caiga en manos de la derecha.
 
La creencia de que cuantas más mujeres entren en el Movimiento Feminista somos más fuertes no está probada científicamente. Podemos ser muchas mujeres y acabar con el feminismo. Tenemos que hacer política y política de izquierdas. Porque para distribuir caridad y asistencia social ya tenemos un montón de asociaciones de derechas que están engañando a mujeres y a hombres porque les dan de comer, pero no feminismo precisamente.
 
Nosotras tenemos la obligación de difundir el feminismo y prestigiarlo, sobre todo, entre esas jóvenes recién llegadas al mundo que creen que no existió nada antes de ellas y que no saben lo que es el feminismo. Porque el feminismo es una lucha muy seria. El feminismo es un movimiento social, es una ideología filosófica, es un programa político. No es la diversión de un rato ni la participación en unas elecciones. Y gracias a nuestras antepasadas desde hace 200 años hemos avanzado hasta el punto en que nos encontramos. Si no nos reclamamos de izquierda radical quizá lograremos alguna portada de periódico, o unos segundos de televisión con un éxito muy efímero porque, al cabo de una semana, nadie se acordará de ese informativo. Lo único que sucederá es que se retrocederá en feminismo.
 
Para la izquierda tampoco es rentable esa dejación de principios y de objetivos.  Cuando el pueblo se da cuenta de que los que negaron la contradicción entre izquierda y derecha y se situaron en una posición ambigua —cabe recordar la afirmación del dirigente chino que tanto gustó a Felipe González de que “no hay que fijarse si el gato es blanco o negro porque lo importante es que cace ratones”— en realidad están haciendo una política de derechas. Y deciden votar a ésta, que es el original, y no conformarse con la copia.
 
Naturalmente que el feminismo —no radical, simplemente feminismo— es minoritario en número de adscritas, aunque sumemos varios miles. Pero ese movimiento minoritario ha logrado los mayores avances para la mujer en toda la historia de nuestro país. Y lo ha conseguido únicamente cuando ha luchado frontal y valientemente contra el poder, contra la reacción, contra la derecha. Reclamando el derecho al voto, la igualdad de derechos, el divorcio, la libre disposición de anticonceptivos y aborto, la igualdad de salarios y el acceso al poder político. Cuando, una vez obtenidas estas conquistas, buena parte del Movimiento Feminista ha dejado su vocación revolucionaria y ha colaborado con los gobiernos de turno, los retrocesos han sido evidentes. Y ahí están: la pérdida de Institutos de la Mujer, la eliminación de Observatorios de Violencia, una Ley de Violencia inoperante, un abandono de las mujeres maltratadas y el aumento de los feminicidios. Empleos basura y a tiempo parcial para las mujeres, diferencias salariales cada vez más acusadas y una cultura ofensivamente machista.
 
Uno de mis seguidores en Facebook me escribe: “¿Consideras que esas ideas tan atrasadas y socialistas en una sociedad que cambia de forma de ser y pensar tienen algún sentido común?” He ahí otro mantra que se ha introducido en la “nueva” ideología: ampararse en el sentido común. Y recuerdo la frase de Marx cuando decía que “el sentido común es muy útil para la economía doméstica, pero sirve muy poco para hacer revoluciones”.
 
Por el camino de la dejación de principios, de la tibieza en nuestros planteamientos, de encubrir las categorías marxianas con un lenguaje eufemístico, de negar la existencia de la lucha de clases, y de la derecha y la izquierda, únicamente iremos a nuestro hundimiento como Movimiento Feminista capaz de llevar a cabo las transformaciones necesarias en nuestra sociedad, para que las mujeres (y los trabajadores) no sigan siendo eternamente la clase explotada y oprimida que es hoy.
 
Ya sé que, como Carlos París, pertenezco a la estirpe de los anticuados. Y bien orgullosa que estoy de ello.
 
LIDIA FALCÓN O’NEILL es licenciada en Derecho, en Arte Dramático y Periodismo y Doctora en Filosofía. Nombrada Doctora Honoris Causa por la Universidad de Wooster, Ohio. Es fundadora de las revistas Vindicación Feminista, y Poder y Libertad, que actualmente dirige.
Creadora del Partido Feminista de España y de la Confederación de Organizaciones Feministas del Estado Español. Ha participado en el Tribunal Internacional de Crímenes contra la Mujer de Bruselas, en el congreso Sisterhood Is Global de Nueva York, en todas las Ferias Internacionales del Libro Feminista y en los Foros Internacionales de la Mujer de Nairobi y de Beijín.
Es colaboradora de numerosos periódicos y revistas de España y de Estados Unidos. Ha publicado 42 libros. En el terreno del ensayo destacan: Mujer y Sociedad, La Razón Feminista, Violencia contra la mujer, Mujer y Poder Político y Los Nuevos Mitos del Feminismo que han sido traducidas a varios idiomas.
Así mismo, tiene una extensa obra narrativa Cartas a una idiota española, Es largo esperar callado, Los hijos de los vencidos, En el Infierno, El juego de la piel, Rupturas, Camino sin retorno, Postmodernos, Clara, Asesinando el Pasado, Memorias Políticas, Al Fin estaba Sola, Una Mujer de nuestro Tiempo, Ejecución Sumaria y el libro de poesías Mirar Ardiente y Desgarrado.