26 marzo 2015

Elecciones andaluzas: gana la Banca.

Juan Rivera, Colectivo Prometeo y FCSM
 
El día después resulta farragoso ensarzarse en un listado de números y cifras pero sí merece la pena recalcar aquellos datos a los que los medios de difusión han dedicado poca atención, centrados como están en la alharaca y humo. Algunos muy llamativos:

La abstención ha sido el refugio del 36’6% de los andaluces ( más de 2 millones 216 mil electores optaron por quedarse en casa), pese al teórico carácter de “ momento trascendental”

Los tres partidos que estaban en el Parlamento anterior pierden votos en distinta escala. Va desde la caída ligera del PSOE ( -4% y -100 mil) o el sonoro golpe de IU ( -4’46% y- 164 mil) al espectacular batacazo del PP (-15% y -500 mil).

Las fugas las recogen los nuevos actores políticos Podemos ( 14’8 % ,+ 590 mil ) y Ciudadanos ( 9’28 y + 369 mil).

Analizando los vaivenes de las distintas formaciones tenemos que el partido de Susanita la triunfito encarna a la perfección el dicho de “en el país de los ciegos el tuerto es el rey”. Puede vender como un éxito el peor resultado de la historia del PSOE andaluz gracias   al magro rendimiento obtenido por la principal marca electoral del Conservadurismo. El hundimiento de los niños de Rajoy y el premio extra que otorga la ley electoral (¡Valderas!, ¿ no ibas a aprovechar tu paso por el gobierno de la Junta para hacer una nueva más justa y equitativa o sólo te preocupaba el “ que hay de lo mío”?), le permiten sacar pecho sólo por haberse hecho realidad el “ virgencita mía que me quede como estoy”.

Si el objetivo buscado era mantenerse en el poder ( nadie lo duda, tras 33 años en el mismo y con el frío laboral que hace fuera de los despachos oficiales) y frenar el avance de alternativas la estrategia de disolución y nuevas elecciones le ha salido bien a los “psoeros”. No tanto si lo que se buscaba era un plebiscito aclamatorio subrayando “ Andalucía es Susana”.

¿ Y qué decir del PP?.La bofetada de sus antiguos clientes ha sonado nítida en Moncloa y preludia la tunda que está al llegar. Es lo esperable tras años de mearnos encima y tener la caradura de decir que está lloviendo. Les ha huido el voto ingenuo que creyó en las recetas del crecepelo para ranas que vendió mister Humo-Montoro y los niveles del 25% se acercan a la realidad de su fiel infantería: los favorecidos por la Crisis inducida que han llenado los bolsillos por trasvasar nuestra riqueza colectiva a sus insaciables manos. En circunstancias normales la cuota electoral de neofranquistas y ultraliberales no debería pasar del 20% y desde ese punto tender a la baja. Por muchos sobres y cajas “B” que utilicen ya no tienen el control.

El resultado de IU arrastra sensación de tristeza. Considero profundamente injusto que una persona como Maillo, con diferencia el más cualificado y válido de todos los aspirantes a la presidencia, se coma el marrón originado por Valderas y sus muñidores y encima que ahora los “ artistas” del aparato lo muelan a palos dialécticos. Otra vez los estrategas del cortoplacismo y del sillón se han cubierto de gloria.La presencia en el gobierno ha sido rentable para el PSOE pues recibió gratis una pátina de izquierdismo, mientras se volvió suicida para IU pues torció el discurso antisistema. Combatir el bipartidismo con el curioso método de apuntalar uno de sus pilares puso de relieve la suprema incoherencia,ls distancia sideral que va del dicho al hecho.

Antonio Maillo y Alberto Garzón parecen tener claro- declaraciones tras la debacle- la importancia que en la caída ha tenido el peso de la púrpura.Ojalá el escarmiento sirva para fijar las bases de una nueva manera de actuar en política y el sueño de una Izquierda que confluye no sea anulado por los burócratas de turno que temen la Unidad por miedo a perder el chiringuito.

De las nuevas incorporaciones al Parlamento, Ciudadanos ha confirmado lo ya expresado en anteriores artículos: es la marca blanca del Sistema.Tranquiliza al Poder pues ella misma se encarga de mandar los mensajes de sumisión “ a quien corresponda”, y a cambio reciben el apoyo de los “ cárteles” que controlan los medios de difusión y propaganda. Estos pasan de puntillas sobre su pasado (¿alguien ha leído algo sobre la trayectoria política municipal de su líder en Andalucía, Juan Marin?) y le permiten representar el papel de neófito sin serlo.

Con seguridad irán a más pues la han ungido como vaso comunicante para canalizar las frustraciones.El deterioro del PP/PSOE nutrirá sus filas en las próximas convocatorias. A Albert Rivera, en las antípodas de mi pensamiento y con el que solo comparto apellido, no se le puede achacar nada: le han puesto el pastel delante y sólo se limita a estirar la mano y cogerlo.

Por último Podemos deja una regusto agridulce pese a su sensacional irrupción. Seguramente los “mass media” habían hinchado a sabiendas sus expectativas para conseguir el efecto deseado al día después, que la victoria pudiese ser cuestionada como fallida o pírrica. Nos lo vendieron como alumno de diez y luego al quedar en un notable parece que haya suspendido.

“Motu proprio” también ha incurrido al plantear la campaña en errores de principiante ( nunca mejor dicho ).Como formar listas provinciales partiendo de una candidatura plancha, no tener en cuenta el peso de las agro-ciudades, feudos del PSOE, declaraciones que no venían a cuento o haber dado la impresión de entrar derrotados de antemano al combate electoral.

Además de tener que enfrentar feroces ataques, ha hecho un problema de la indefinición, pues una cosa es la búsqueda de la transversalidad y otra que ésta no venga acompañada de referencias ideológicas claras. Para aspirar a la mayoría , en primer lugar debe articularse un bloque, un polo nítido.Si el ejemplo soñado es Syriza, no olvidemos que lleva el código de la Izquierda en sus genes, sin renuncias o aspavientos.

Y ahora, ¿ qué hacemos a partir del día 23?La Izquierda española tiene la posibilidad de construir un bloque partiendo del nuevo Podemos y de la IU renovada que encabeza Alberto. Los discursos pueden ser complementarios y no deben repeler.

Como se demore la iniciativa común o nos durmamos nos arrastrará la corriente y ¡otra oportunidad perdida!. Será la última por mucho tiempo. Más de un 20% de los andaluces aspiramos a construir otro tipo de sociedad. Y entre los millones de abstencionistas también deben encontrarse centenares de miles.

Para jugar a las ambigüedades siempre quedará Ciudadanos. Y como sigamos con nuestra renuente política, ocurrirá lo que pasó el domingo, lo de siempre : al final ganó la Banca

22 marzo 2015

Carta a unos comunistas que reflexionan sobre la forma de organizar la política.

Joaquín Miras
 
Querido compañero Alberto: me explica Alexandre, nuestro amigo común, que tú y otros compañeros estáis abriendo un proceso de reflexión sobre lo que debe entenderse por partido, y lo que deben considerarse que son sus tareas. Creo que estáis leyendo a Antonio Gramsci. Es lo mejor que podíais hacer para reflexionar al respecto.
 
Antes de entrar a referirme a algún concepto gramsciano, permitidme que os proponga la reflexión sobre las dos primeras páginas del capítulo 2 de El Manifiesto Comunista. Me atrevo a ello porque, una vez la experiencia política nos ha conducido a sentirnos en un callejón sin salida, y solo entonces –de me fabula narratur-, estas páginas adquieren un sentido antes nunca entendido. Porque son, precisamente –y solo entonces se comprenden- la teorización del “anti partido de vanguardia”. Recordemos:
 
En la tercera línea: “Los comunistas no forman un partido aparte, opuesto a los otros partidos obreros (…) No proclaman principios especiales a los que quisieran amoldar el movimiento proletario”.
 
Al final de la página y comienzo de la siguiente –de mi edición-: “Las tesis teóricas de los comunistas no se basan en modo alguno en ideas y principios inventados o descubiertos por tal o cual reformador del mundo. No son sino la expresión de conjunto de las condiciones reales de una lucha de clases existente, de un movimiento histórico que se está desarrollando ante nuestros ojos”.
 
O sea, “esa” lucha de clases “existente”; no la metafórica o la imaginada, sino la que se da, si se da y en la medida en que se da. Y lo mismo respecto del movimiento: el que está ahí, en el nivel que sea, y si existe.
 
El movimiento, el sujeto, la clase, no es un cuerpo místico, que existe al conjuro de las palabras que lo convocan; existe si está organizado, si se moviliza empíricamente. La clase existe si se organiza, y por eso, y vuelvo a la primera página, los clásicos afirman que la tarea de los comunistas, justo la misma que la de los demás partidos proletarios, es: “la constitución del proletariado en clase”. Construirlo como clase, dado que es algo que no es, que no se da per se.
 
Hacia el final del capítulo, y tras ese rechazo de que el movimiento necesite que se lo dirija desde unos grupos de personas que son adecuadas para ello dado que poseen saber, saber teórico, económico, hay otra frase notable. Sobreviene justo detrás de una sobre la que siempre hemos reparado y que ha ocasionado mucho ruido: “…violación despótica del derecho de propiedad y de las relaciones burguesas de producción…”.
 
La frase que deseo someter a vuestra consideración es la que aparece a continuación, y no puede ser que no la hayáis leído en consecuencia –yo la había leído infinidad de veces-. Dice así: los proletarios harán lo que reza la frase anterior que acabo de copiar: “… por la adopción de medidas que desde el punto de vista económico parecerán insuficientes e insostenibles, pero que en el curso del movimiento se sobrepasarán a sí mismas….”
 
O sea que, desde la teoría económica, desde la economía, ese hacer verdaderamente revolucionario, es incomprensible. No es la ciencia económica la que guía el proceso. Ni la teorización económica.
 
Me explico: “insostenibles”; son insostenibles para los economistas las medidas adoptadas porque bloquean y desbaratan la dinámica de la realidad económica capitalista, que es lo que estudia la economía, dado que ésta es una ciencia; y una ciencia no fantasea realidades; estudia y explica lo que hay. Tampoco predice el futuro, solo explica lo que hay. Y si aceptamos que las condiciones económicas de lo que hay van a ser las del futuro, se van a mantener, entonces sus enunciados científicos explicativos, puesto que son válidos para el presente, pueden serlo grosso modo, para ese futuro que se reproduce bajo las mismas condiciones económicas de posibilidad.
 
Por ello, y en contrapartida, las variaciones introducidas en la realidad productiva por el movimiento revolucionario, les resultan “insostenibles”.
 
Y, por su parte, para el revolucionario que ha pensado qué es lo que hay que eliminar para que ya no exista el capital: la propiedad privada, tal cosa, tal otra, esto, lo otro, etc, esas medidas que va deliberando e imponiendo el movimiento resultan “insuficientes”; lo son porque no cumplen las expectativas del dirigente político.
 
La elite dirigente del partido, compuesta por los cuadros con más formación teórica, elaboran un programa concienzudo sobre la socialización de la tierra, que en sus papeles, debe pasar a estar bajo el control de los soviets –“Tesis de Abril”-. Pero van los campesinos del 1917 y exigen el lote de tierra familiar –no individual; sino la propiedad familiar o reparto negro-, que es la distribución igualitaria posible desde su cultura de vida y su organización real, que incluyen la organización de la actividad productiva o relaciones técnicas de producción.
 
La única factible en la realidad, en consecuencia, dada la verdadera, operativa, razón práctica, esto es dada la verdadera capacidad real de autoprotagonizar su trabajo y la verdadera experiencia real de los productores, si es que se quería favorecer el protagonismo del campesino sobre su actividad, el desarrollo de la razón práctica.
 
Cualquiera otra forma de organizar la producción, los anulaba como protagonistas de su actividad. Por ello, Lenin, que asume el proyecto, explica que los cambios posibles en lo futuro deberían ser consecuencia de modificaciones en la cultura de vida del campesinado, y no de meras decisiones administrativas.
 
El elemento base para comprender esto, y también lo que está en Gramsci, es que estamos ante la filosofía de la praxis. Y esta filosofía tiene una casilla teórica que no tiene el positivismo, el neopositivismo, la filosofía analítica, el estructuralismo ni los pensamientos posmodernos etc. Es la casilla de “pensamiento practico” o Razón práctica”, que está en la mente de la “subjetividad”, o sea, en la mente y capacidades de todo quisque.
 
La ciencia existe desde hace ¿2000 años?, ¿desde Galileo -500-? Pues la humanidad ha existido desde bastante antes. Y ha estado siempre auto creándose activamente, desde, pongamos, hace un millón de años, desde su razón práctica y al margen de la ciencia, de la religión –¿últimos 6000 años?-, el arte y la propia filosofía. La actividad, la praxis se dirige desde dentro de sí misma por el pensamiento práctico.
 
No existe ciencia de la realidad humana antes de que esta haya sido puesta; y es puesta por la actividad –y las luchas, la explotación etc-. Una vez emerge esa realidad, los que la dirigen, puede ser que decidan dotarse de técnicos para mejorar su dominio. Pero no fue el clérigo el que crea el feudalismo. Ni el economista el que ordena crear el capitalismo; primero son los grandes capitalistas agrarios del XVlll francés, y después, ellos crean el cuerpo de sabios que se dedican a la economía.
 
Lo mismo sirve para las nuevas luchas. Dependen de la razón práctica.
 
De hecho en Ideología alemana –cito textos de nuestros clásicos procedentes de los años 40, pero estas ideas se pueden seguir encontrando en el Marx que ya ha escrito El Capital, cartas a Vollmar… etc.- Marx y Engels escriben: “nosotros llamamos comunismo al movimiento real [recalcado] que anula y supera el estado de cosas actual” (Ed Grijalbo, pag 37, hacia el final).
 
La razón práctica. Esta es por tanto una primera y radical diferencia. No se trata de decirles a los subalternos lo que han de hacer; y, aún menos, de decirles solo que nos voten y que ya haremos nosotros. Sino que se trata de que se genere una actividad organizada de vida y de lucha.
 
Es la actividad, que no puede darse sin organización para deliberar y hacer, la que genera las capacidades y facultades nuevas que permiten controlar la actividad –el control sobre la actividad que produce la vida es “poder”, poder es capacidad de control sobre la actividad-. Y es la actividad y la experiencia de lo que se va pudiendo hacer en concreto la que pone en marcha la imaginación práctica, y crea nuevos objetivos.
 
Nuestra misión es convencer a las personas para que se organicen establemente y actúen. Porque eso es lo que crea un nuevo sujeto individual y colectivo, un nuevo bloque social de personas que están en posesión de nuevas capacidades y facultades, nuevo saber hacer. Nuevo control sobre la vida, que permite cosas antes insospechables. La filosofía de la praxis, el marxismo, parte de esta antropología filosófica.
 
Por eso escribe Antonio Gramsci:
 
“…durante la elaboración del “plan” las premisas necesariamente cambian, porque, si es verdad que un cierto fin presupone ciertas premisas, es verdad también que, durante la elaboración real de la actividad dada, las premisas son necesariamente cambiadas y transformadas y la consciencia del fin, ensanchándose y concretándose retroactúa sobre las premisas “conformándolas” cada vez más (…) si los fines comienzan a realizarse progresivamente, por el hecho de tal realización, de la efectividad alcanzada, cambian necesariamente las premisas iniciales, que entretanto han dejado de ser ya… iniciales y, en consecuencia, cambian también los fines pensables y así sucesivamente” (Antonio Gramsci, Quaderni del carcere, Volume terzo, Ed Einaudi, Torino, 2001, pp. 2259, 2260.)
 
Fijaos que la obra teórica de Marx, se subtitula siempre “crítica”. La denominamos “economía”, pero él expresa que es “crítica de la economía”, crítica de las ideas que justifican, como natural, o como justa, la explotación.
 
En la obra teórica de Marx no hay elaboración de medidas económicas a llevar a fin desde las instituciones. No es esa su concepción del hacer teórico. En su obra crítica sí puede haber elementos concretos de elaboración científica; de explicación sobre cuál es el funcionamiento real del capital, para denunciar su verdadero carácter; pero no recetas de ingeniería económica.
 
El segundo elemento importante y diferenciador es que estamos tratando de cambiar la totalidad de la vida, o sea la totalidad de la cultura o ethos. Y que partimos de una concepción de lo que es Estado que no es la liberal: aparatos de estado. Sino la clásica: estado es ethos +nomos; o, como dice Gramsci, sociedad política + sociedad civil.
 
Es más, un “estado-constitución- burocracia” nuevo, sobre un ethos viejo, implota, se hunde, es destruido. Por eso se trata de crear “antes” una hegemonía cultural o cultura de vida cotidiana que ya apunta a otra forma de vivir. Hegemonía hace referencia a esto, no a propaganda o lucha ideológica.
 
A partir de estas dos ideas es fácil concluir cosas sobre el partido: llamamos partido a todo instrumento organizativo que permite organizarse directamente a la gente para actuar y tomar el protagonismo de su praxis. Es el conjunto de la urdimbre o entramado que organice a la gente para que ella protagonice su hacer, experimente, desarrolle su práctica y sus capacidades, piense nuevos fines en consonancia con su nueva y verdadera capacidad de hacer –no fantaseados por el liderato del secretario general…-.
 
Este entramado es el nuestro si organiza a los subalternos y los organiza para protagonizase. Ese conjunto de organizaciones puede no estar unido bajo unas mismas siglas –para Gramsci, el partido republicano francés era uno sólo, a pesar de ser muchos “partidos” con denominaciones diversas. Todos ellos organizaban a la gente.
 
No es partido lo que frena la organización.
 
Y el partido debe generar vida cotidiana nueva, cultura de vida nueva, que exija un nuevo orden político “constitucional”
 
Creo que estas ideas os pueden ser interesantes.
 
Recibid un fuerte abrazo.
 
Y como decía un viejo camarada mío: “al toro, que es una mona” –bueno, qué más quisiéramos que fuera una mona…-
 
Joaquín Miras Albarrán (1953) Comunista marxista. Ldo. en Filología.  Profesor de IES. Su concepción del  marxismo se inspira en los autores marxistas que consideran esta tradición como una praxeología o filosofar sobre la actividad, esto es como un saber segundo que reflexiona sobre la actividad desarrollada: Gramsci, Lukacs, Arthur Rosenberg, Thompson, Pasolini…. En la línea de los autores de esta corriente trata de explicar la realidad social humana como una totalidad cultural, en sentido antropológico, solo mediatamente condicionada por las relaciones económicas. Ha trabajado en la restitución del pensamiento político res publicano a la reflexión marxista dado que las corrientes más economicistas y objetivistas del marxismo, muy influyentes, habían desnaturalizado de esta tradición esta reflexión que sin embargo se encontraba en el origen de la misma.