21 enero 2012

Otorgan Medalla de la Amistad al comunista italiano.

Sergio A. Gómez-Granma.


El comunista italiano Franco Lucchetta visitó Cuba por primera vez en plena zafra de los diez millones y no dudó en unirse a la faena. A partir de entonces son innumerables sus muestras de solidaridad hacia el pueblo y las instituciones de la Isla, razón que lo hizo merecedor este viernes de la Medalla de la Amistad del Consejo de Estado de la República de Cuba.


La condecoración reconoce más de cuatro décadas de activa solidaridad.


"Sentí un golpe de amor por este pequeño y gran país, que pudo enfrentar al imperialismo", rememoró Lucchetta luego de recibir la condecoración de manos de la presidenta del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), Kenia Serrano, en una sencilla ceremonia en la sede de la institución.
Con solo 15 años, se incorporó a la resistencia antifascista en la 23 Brigada Garibaldi Banfo. Allí obtuvo méritos para ingresar al Partido Comunista Italiano (PCI). En 1968, junto a otros militantes, Lucchetta recibió la tarea de organizar la Agencia de Turismo ITALTURIST para promover viajes a países socialistas. Así comenzó la relación con la que considera su "patria ideológica" y donde reside desde 1985. El vicepresidente del ICAP, Elio Gámez, destacó la disposición de Lucchetta a ayudar a Cuba en todas las circunstancias a lo largo de estas cuatro décadas y su activismo en la campaña internacional por la liberación de los Cinco Héroes. Agradeció también sus aportes al Centro Nacional de Diabéticos, la Comisión Cubana de la UNESCO, la ACLIFIM, entre otras organizaciones, y su papel como fundador de la Asociación Nacional de Amistad Italia-Cuba.


Sobre la trascendencia personal de esta condecoración, el comunista italiano refirió a Granma que espera merecer todo ese cariño del pueblo cubano, al que tanto ama. Además, agradeció a Cuba la confianza que se ha depositado en él.


A la ceremonia asistió su compatriota Justino Di Celmo, padre del turista italiano Fabio Di Celmo, asesinado en Cuba producto de un acto terrorista, entre otros miembros de la comunidad italiana radicada aquí, así como Julio Garmendía, miembro del Departamento de Relaciones Internacionales del Comité Central del Partido.

CHE GUEVARA Y EL SIGLO XXI.

El Che muestra con pudor una rara cualidad: soldado e intelectual, es a la vez hombre de acción y de pensamiento. Su imagen puede aparecer como recurso de rebeldía, pero su rostro es una puerta: un camino de amor, que transforma la rebeldía en conciencia revolucionaria.


Enrique Ubieta Gómez-La Habana. Ya se sabe que es difícil cerrar herméticamente una frontera. Los estadounidenses construyen con ahínco un largo muro que los separe de sus indeseados (y necesarios, pese a todo) “socios” comerciales al sur del río Bravo, cuyo nombre es ya una insana ironía de la Naturaleza. Pero los ideólogos del imperio quisieron construir un muro aduanal aún más insólito e imposible en los años finales del siglo XX: una furiosa campaña de los medios —que se extendía al mundo académico y literario, con empaque seudocientífico— pretendía requisar la conciencia individual de los súbditos y desalojar de ella cualquier residuo contaminador del siglo que terminaba sin gloria. Los buenos ciudadanos se avergonzaban de ciertos nombres otrora aclamados o aceptados como indiscutibles, e intentaban demostrar que habían cambiado. Querían ser aceptados en el reparto de riquezas que prometía el nuevo siglo. Ningún caso es más patético que el de Jorge Castañeda. Pero no pretendo escribir sobre él. Los nombres, sin embargo, nombran cosas. Y estas existen más allá de nuestra voluntad. Es una certeza que comparten casi todas las filosofías. Y que acepta sin reparos el sentido común. Sobre todo el de los hambrientos. Así que mientras algunos partidos se reformaban, y los académicos adecuaban su discurso para que sus libros fuesen aceptados por las editoriales, la cotidianidad establecía viejas demandas y las vilipendiadas masas salían, desorientadas sí, pero conscientes de sus problemas, a la calle. Dejaron de creer en los partidos políticos, así como los estudiantes universitarios de América Latina dejaron de creer en sus profesores. En los parques, sentados tranquilamente, esperaban los hombres y las mujeres que abrieron caminos y nombraron el mundo en el que aún vivimos: Marx, Lenin, Rosa Luxemburgo, Recabarren, Mariátegui, Mella, Tania, el Che. Decir y repetir que se equivocaron es insuficiente. La vida no reafirma tal aseveración. Ellos esperan por un diálogo cara a cara que retome ciertas preguntas no respondidas. El Che recorre las calles del siglo XXI con el tabaco encendido y una irónica sonrisa en los labios. Lleva el brazo en cabestrillo y su uniforme verde olivo. ¿Cómo transformarlo en un objeto decorativo, de consumo?, ¿cómo postmodernizar su rostro, hacerlo compatible con las desigualdades e injusticias que combatió, diluirlo en la bolsa de valores y especular con su “bondad” o su “maldad”, convertirlo en “santo” o en “terrorista”, según convenga? Lo cierto es que el Che traspasó todas las barreras aduanales del siglo, y su rostro melenudo, inconforme, soñador, aparece en los estadios, en las discotecas, en las habitaciones de los adolescentes, en los pasillos de las universidades. Los profesores dicen: es un mito. Los mercaderes intentan confundirnos y lo colocan en la vitrina junto a Elvis Presley: es un cantante de rock. Los espiritistas encienden una vela y declaran: es un alma en pena. Pero el Che conserva la inaudita sencillez de un compañero. Algunas personas creen que debe humanizarse. Pombo, el héroe que lo acompañó en África y en Bolivia, comentó sorprendido en cierta ocasión que unos jóvenes le habían pedido que hablara de los defectos de su jefe. Él solo atinó a decir: era demasiado exigente consigo mismo y con los demás. Humanizar a un héroe, a un ser extraordinario, no es convertirlo en un ser ordinario. Pero no es difícil encontrar en los textos guevarianos al hombre que se adivina en su mirada. Quizás ningún otro libro sea más revelador que su Pasajes de la guerra revolucionaria: Congo. Y lo es, en tanto reflexión angustiada de una momentánea derrota. El libro es sobre todo una autocrítica, y ciertamente, es conmovedor sentir su dolor ante el dolor y la muerte de sus compañeros, esa manera radical, tan suya, casi despiadada, de juzgarse a sí mismo. “Descansando en el firme de una loma —escribe— donde debían esperarnos, hice la amarga reflexión de que éramos trece, uno más que los que tuvo Fidel en el momento dado, pero no era el mismo jefe”.Porque el Che muestra con pudor una rara cualidad: soldado e intelectual, es a la vez hombre de acción y de pensamiento. Su imagen puede aparecer como recurso de rebeldía, pero su rostro es una puerta: quien la abre encuentra un camino. No es, pese a todos los augurios, un camino de odio. Es un camino de amor, que transforma la rebeldía en conciencia revolucionaria. Su vida es el mayor ejemplo de coincidencia entre el destino de un pueblo y el de una persona. Quizás parezca extraño, pero los ideólogos del capitalismo “triunfante” le temen: el Che es la Revolución que está por hacerse en nuestra América, una esperanza interior, que cada hombre o mujer porta como un abrigo indispensable, en el invierno de la unipolaridad. Su presencia no reclama necesariamente el uso de las armas, sino el de la razón. Cada nueve de octubre comprobamos su obstinada presencia, a pesar de la bala asesina, y de los imposibles aduaneros que quisieron alguna vez construir un muro que separara el subversivo siglo XX, del futuro.

17 enero 2012

Hoy se cumplen 51 años del asesinato de Patricio Lumumba.

Tal día como hoy un 17 de enero de 1961 la CIA mediante «Acción Ejecutiva» ordenaba el asesinato del líder congoleño Patricio Lumumba, asesinato que sirvió al imperio para favorecer los intereses de las multinacionales estadounidenses. El agente de la CIA en el Congo es el espía Frank Carlucci. Lumumba es arrestado mientras pasaba el río Sankuru en Mweka y enviado al campamento militar de Thysville por orden de Mobutu.
El 17 de enero de 1961, Lumumba, Mpolo y Okito son conducidos en avión a Elisabethville, en Katanga, y entregados a las autoridades locales.


Su historia.
En las únicas elecciones libres que se efectuaron en el antiguo Congo belga de 1960 al 2006, Patricio Lumumba fue elegido por una abrumadora mayoría de votos y se convierte así en el primer jefe de gobierno de su país tras la independencia. Propugnó una política nacionalista y eso no fue del agrado de los imperialistas.
La antigua metrópoli, Bélgica, apeló a la desestabilización y apoyó a los secesionistas de Katanga, que declararon independiente del Congo esa rica provincia. Además, retiró a sus especialistas del país, tratando de provocar la parálisis económica del naciente Estado africano.
Por su parte, la CIA y los servicios de inteligencia de otras potencias europeas trabajaban día y noche en el reclutamiento de agentes congoleses, a la vez que subvencionaban con creces a los nativos leales al imperialismo.
Con la excusa de proteger a las propiedades de ciudadanos de su país, Bélgica envía tropas a Katanga (Shaba) para apuntalar al movimiento secesionista de esa provincia. Lumumba recurrió ingenuamente a las Naciones Unidas (ONU) para expulsar a los belgas y ayudar a restaurar el orden.
Las tropas belgas se negaron a evacuar el país, y continuaron apoyando la secesión de Katanga. Entretanto, las tropas de la ONU se negaban a intervenir en apoyo del gobierno central y de hecho, tras su ingreso al país, propiciaron la desestabilización del nuevo gobierno y, finalmente, el acoso y derribo de Lumumba…
El líder congolés solicitó ayuda a la Unión Soviética. A mediados de 1960 empezaron a llegar al Congo asesores y agentes militares soviéticos. Igualmente solicitó a los principales dirigentes africanos a que se solidarizaran con el gobierno del Congo.
Ante la actitud de Lumumba, el entonces presidente de los Estados Unidos, Eisenhower, dio la orden de eliminarlo. Para llevar a cabo esa operación se envió al agente CIA Frank Carlucci, quien luego sería secretario de Defensa de Ronald Reagan.
Un golpe de Estado derrocó a Lumumba en septiembre de 1960. Detenido primeramente en octubre y luego en diciembre por el ejército títere organizado y pertrechado por los belgas, las tropas de la ONU nada hicieron para evitar que fuera torturado brutalmente por mercenarios europeos y traidores congoleses.
El 17 de enero de 1961, en un descampado en medio de la sabana de Katanga, iluminada únicamente por las luces de los coches de sus asesinos, un mercenario belga lo ató a un enorme árbol. Lumumba apenas podía caminar a causa de las torturas.
Al escuadrón de ejecución lo formaban cuatro hombres, provistos de fusiles FAL y pistolas para descargar el tiro de gracia. El mercenario belga dio la orden de disparar.
Días antes de su asesinato, Lumumba le había escrito a su esposa: “Ninguna brutalidad, maltrato o tortura me ha doblegado, porque prefiero morir con la cabeza en alto, con la fe inquebrantable y una profunda confianza en el futuro de mi país, a vivir sometido y pisoteando principios sagrados”.
“Un día la historia nos juzgará, pero no será la historia según Bruselas, París, Washington o la ONU sino la de los países emancipados del colonialismo y sus títeres".
Patricio Emery Lumumba nació en el territorio de Katako-Kombe, en el antiguo Congo Belga, hoy república democrática del Congo, el 2 de julio de 1925. Estudia en colegios de misioneros cristianos. Trabaja primero como empleado de oficina y luego como periodista.
En 1958 fundó el Movimiento Nacional Congolés (MNC) y reivindica ante toda África el derecho de su país a convertirse en nación. Por sus actividades independentistas Lumumba fue arrestado. Juzgado en enero de 1960, lo condenaron a seis meses de prisión. Solo está en la cárcel pocos días
La independencia del Congo se proclamó el 30 de junio de 1960. Y el primer jefe de gobierno de este país al dejar de ser colonia es Patricio Lumumba, vencedor en las elecciones organizadas en mayo de ese año.


Héroe Nacional.
Tras su asesinato, perpetrado el 17 de enero de 1961, los mercenarios a sueldo del imperialismo y las transnacionales mineras disolvieron su cuerpo sin vida en ácido sulfúrico, luego lo descuartizaron y esparcieron sus restos para que no fuera reconocido.
Emisoras radiales al servicio de la CIA anunciaron primeramente que lo habían ultimado campesinos armados. Después propagaron diversos rumores para hacerles creer a la población congolesa que su líder aun estaba con vida.
La verdad se abrió paso. En noviembre de 2001 el parlamento belga reconoció la responsabilidad del Estado de esa nación europea en la muerte del líder congolés.
Hoy solo se menciona los nombres de los cómplices en el crimen cuando se hace referencia a Lumumba. En cambio, el primer jefe de Gobierno del Congo independiente es, desde 1966, el Héroe Nacional de su país, por mandato de su pueblo.


Autor: Pedro Antonio García.


LaRepública.

15 enero 2012

Honduras: Un enfoque empírico de una economía en crisis.

Resumen Latinoamericano/Rebelion - Entramos en un año muy importante para todos los procesos de liberación en Latinoamérica; su consolidación en varios países, y el avance de las fuerzas populares en otros, no solamente dependen de su propio desarrollo interno, sino, además, de la forma en como la economía mundial vaya configurando los intereses hegemónicos de los países con mayor capacidad bélica en el planeta. Es la economía la que determinará los acontecimientos de 2012, y, seguramente de los años futuros.

No nos son extraños los acontecimientos en Siria, Irán, Rusia o China; la información que circula en la red sobre la conclusión de chinos y rusos sobre la vía militar como la única forma de frenar la voracidad de la maquinaria guerrerista de los países capitalistas en crisis aporta un nuevo factor, quizá decisivo, al mapa de correlación de fuerzas en el mundo. La inminente invasión a Siria, fácil de prever hace solo seis meses, hoy contiene elementos que podría evitar esta nueva atrocidad contra la humanidad, o elevar las tensiones a niveles peligrosos.

Mientras eso sucede, España, Italia y Grecia han sido puestos a disposición del Fondo Monetario Internacional; Mario Monti y Mariano Rajoy, en una negación de absurda de los hechos han adoptado medidas que ya han fracasado, y que, de hecho, han llevado a sus países por la vía del desastre. Irónicamente, los Estados Unidos en sus crisis y descalabros económicos no permite la participación del FMI, acaso porque sabe lo letal que puede ser esta medicina. En todo caso, la crisis capitalista se profundiza, lo que no significa necesariamente el colapso del sistema, el que lucha incesantemente en recrear sus condiciones de existencia.

Los países latinoamericanos han podido sortear, en su mayoría esta crisis sistémica durante 2011, pero los desempeños de sus economías se verán afectados en 2012 por la inestabilidad del dólar y del Euro, así como por la volatilidad en los precios de los carburantes. Si nos atenemos a las evidencias, la integración de nuestros países ha traído consigo la posibilidad de sortear mejor las dificultades de la crisis, resaltando el papel importante que tienen iniciativas como Petrocaribe, el ALBA y las misma UNASUR; esto porque, a pesar de las dificultades de la economía, la tendencia a reducir las brechas de desigualdad neoliberales, permite mayor capacidad de operación a los gobiernos de la región frente a la turbulencia financiera mundial.

Ahora bien, nuestros países más pequeños presentan realidades disimiles, algunos se mantienen alejados del FMI lo que resulta en mayor soberanía en la toma de decisiones sobre asuntos cruciales, mientras otros, como Honduras, se rigen bajo los “acuerdos” (entiéndase mandatos) del Fondo Monetario Internacional, y se conforma con cumplir con las metas que este demanda. Aquí debemos ser muy precisos, las medidas que viene de este organismo buscan reducir la actividad del Estado y su influencia sobre la actividad económica de los países, asumiendo la falacia de que el Estado es corrupto y mal administrador, omitiendo por completo que quien paga las coimas, hace las componendas, compra magistrados y fiscales, y recluta generales para que den Golpes de Estado son las elites económicas, las que siguen sin ningún tipo de regulación, a las que se beneficia con mayores prebendas, jugosos negocios y hasta se les condonan deudas. El eje central de la corrupción y la ineficiencia del Estado es históricamente el dinero de los acaudalados empresarios, eso hoy es un axioma.

Según la CEPAL, Honduras tendrá un crecimiento de 3.2% en 2012, cifra que para la población no significa nada, y para el gobierno apenas una cifra modesta que, de concretarse, le permitiría mantener el nivel de atraso en el que ahora vive. No podemos olvidar que el caso hondureño es particular después del golpe de Estado de junio de 2009, y es importante comprender dos cosas muy importantes al respecto: a) El impacto económico directo de la crisis lo han recibido el Estado y el pueblo hondureño, que ahora está a campo abierto frente a las medidas neoliberales, sin acceso a programas de reducción de la desigualdad (claro, este no es un propósito del sistema, al contrario); y b) Los mayores beneficiarios del mismo golpe de Estado han sido las clases dominantes del país; la actividad bancaria fundamentalmente, cuyo cliente principal es el Estado de Honduras, es decir el que le paga mejores réditos por su dinero.

La deuda externa del país ha crecido nuevamente por encima de los dos mil millones de dólares, según voceros de FOSDEH, haciendo olvidar la condonación de que se jactaron durante la administración Maduro, quien llegó a hacer un cínico llamado a gastar dinero que no existía, sino que, simplemente, dejaríamos de pagar, cuyo servicio era un dolor de cabeza permanente para los gobiernos hondureños. La deuda interna, cerca de tres mil doscientos millones de dólares, llega a la nada despreciable suma de sesenta mil ochocientos millones de lempiras, casi la mitad de todo el presupuesto aprobado para el 2012.

El pago de las obligaciones de esta deuda significará hasta el 30% del presupuesto aprobado por el congreso nacional, es decir cuarenta y tres mil doscientos millones de lempiras, o, el equivalente a siete millones ochocientos cincuenta y cuatro mil quinientos cuarenta y cinco salarios minimos (calculados a 5,500 lempiras), o el salario por un año, incluidos 14 pagos, de medio millón de trabajadores. Esa es la dimensión desproporcionada que tiene que enfrentar el Estado de Honduras para pagar a sus acreedores locales; aproximadamente la mitad, según cifras brindadas por el mismo gobierno en julio de 2011, irá a parar a las arcas de la banca privada, que hoy es un negocio bastante “próspero” en medio de un país al borde de la quiebra.

Naturalmente, esta situación se traducirá en una drástica reducción en el gasto social, y, si el gobierno sigue la lógica de la mal llamada “disciplina fiscal”, la calidad de vida de los hondureños se verá drásticamente reducida en el año que recién comenzamos. Importante aquí mencionar los datos arrojados por la última encuesta de hogares del Instituto Nacional de Estadística que indica que de poco más de 8 millones habitantes en el país, casi cinco millones y medio somos pobres, cifra que seguramente aumentará en un año en el que, a menos que se tomen medidas extraordinarias y soberanas, el país se enfrentará a una crisis que aun en este momento es impensable.

Las reservas internacionales han caído durante los últimos 6 meses, y para diciembre último se estima que su valor era insuficiente para cubrir 3 meses de importaciones. Esta situación servirá para acelerar, entre otros males, el deslizamiento de la moneda, que ya era evidente para finales del 2011, lo que contradice abiertamente la afirmación de la Presidenta del Banco Central de que la medida de regreso a la banda cambiaria apoyaría una revaloración de la moneda.

El problema sistémico es serio en Honduras, y solo un cambio drástico, con algunas medidas inmediatas que harían posible el escape a una debacle. Primero que nada, habría que hacer una evaluación de la utilidad que tienen para el país algunos organismos, por ejemplo la Comisión Nacional de Banca y Seguros que debería desaparecer y regresar el control de la actividad bancaria al Banco Central de Honduras, visto que esta Comisión sirve descaradamente los intereses de los Bancos, en detrimento del pueblo hondureño. Asimismo, debería prohibirse de inmediato la operación de los llamados Burós de Crédito, o Centrales de riesgo privadas que cumplen una labor de sabotaje contra la población, que está a merced del cruce de información entre empresas violando la privacidad de los ciudadanos y cortando las opciones de impulso a la inversión productiva.

Es tiempo también de repensar la estructura impositiva, pues la misma premia la renta de los que más obtienen y castiga de mil maneras al ingreso asalariado. Las instituciones financieras, para el caso, deberían tener un régimen tributario especial, que grave su renta de acuerdo a su dimensión en referencia a la inversión que hacen en el sector productivo. A mayor inversión y riesgo, mejores las condiciones para los entes financieros. Debe contemplarse en la agenda legislativa el castigo ejemplar de aquellos que cometen actos dolosos, con penas carcelarias contra quienes hacen favores a cambio de regalos, coimas u otro tipo de sobornos, y castigar con el doble de tiempo a quienes pagan por esos “favores”; en cualquier caso, estas penas por fraude contra el Estado, y contra el pueblo, no deberían ser menores de 30 años de cárcel para quienes reciben y sesenta años de cárcel para quienes las pagan.

Aun no entramos en cambios estructurales, pero buscamos la revitalización de la economía y la construcción de un sistema económico interno sano y transparente de verdad. Otro problema inherente a la situación interna de la economía es el impuesto sobre ventas que castiga a las mayorías (basta hacer una operación aritmética para saber quiénes pagan más por este impuesto); por esta razón este impuesto debe reducirse selectivamente a productos de alto consumo entre la mayoría de la población, y recalcularse en productos suntuarios. Estas no son ideas originales ni mucho menos, son el resultado de un vistazo a la situación económica nacional, y seguramente figuran en la mente de muchos hondureños que comparten estas preocupaciones.

El asunto hoy es tomar en serio la situación económica del país, en medio de un entorno complejo y hostil a las posibilidades limitadas de una nación pequeña y dependiente. No podemos seguirnos preocupando porque se van los Cuerpos de Paz (de dudosa trayectoria en todo el mundo) mientras somos indiferentes a un problema que se torna cada vez más inmanejable para todos.

Escrito por Ricardo Salgado