Lázaro, descendiente de una familia de tez mestiza, desde niño se vio obligado a renunciar a la escuela y a los placeres infantiles para ganarse el pan en una tabaquería. Adolescente aún, ingresó en las filas del clandestino Partido Comunista a finales de 1929.
Como dirigente obrero se propuso dotar al proletariado cubano de una central sindical unitaria, propósito que logró en 1939 cuando organizó la Confederación de Trabajadores de Cuba. A partir de entonces su principal objetivo sería el de conducir la lucha del proletariado por el camino de la unidad. Fue fundador de la Confederación de Trabajadores de América Latina y de la Federación Sindical Mundial.
Luego del triunfo de enero de 1959 y después de un forzado exilio, asumió las riendas de la clase obrera cubana. Desde 1961 a 1966 se desempeñó como Secretario General de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC). Luego pasa a otras responsabilidades en el Partido; de ahí, por reclamo general, en el XIII Congreso de la CTC vuelve a ser Secretario General hasta su muerte, el 11 de marzo de 1974.
En las honras fúnebres de Lázaro Peña, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz dijo: "lo hizo el pueblo, lo forjó su clase sufrida y explotada. Ella le dio su conciencia, le impregnó su rebeldía y lo levantó como exponente y bandera de sus aspiraciones y reivindicaciones revolucionarias. Su escuela fue la fábrica, el taller, el trabajo, la explotación, la lucha misma".
Y agregaría el Jefe de la Revolución: .... Una vez dijimos que en el pueblo hay muchos Camilos, hoy decimos: entre los trabajadores hay muchos Lázaros. A ellos corresponde continuar su obra.
Fuente: Diario Granma.
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