Luis Lavín fue uno de los 3.000 niños y adolescentes exiliados en la
URSS para huir de la guerra en España. Después de huir del infierno de la
guerra iniciada por el fascismo en España, Luis tuvo oportunidad de combatir al
enemigo en la URSS. Allí no estaba indefenso mirando aterrado hacia el cielo,
allí combatió al enemigo en el aire, cara a cara. En 1993 regresa a España, a
Castellón, en donde pasó los últimos años de su vida en el total anonimato y
olvido.
Luis Lavín nació en Bilbao en 1925. En junio de 1937 se embarca en el
Habana, camino del exilio con tan sólo 12 años de edad. Las autoridades
soviéticas le instalaron en una casa de jóvenes en Ucrania, en donde además de
darle educación y todo tipo de atenciones, aprendió a utilizar armas. Los niños
españoles, aún recordaban como los bombarderos fascistas descargaban sus bombas
contra la población sin cazas que les protegieran. Este amargo recuerdo hizo a
Luis interesarse por la aviación.
A finales de 1940, ingresa en un club de vuelo de Moscú y al año siguiente
en una escuela de vuelo militar. Con el estallido de la guerra, Luis queda en la
retaguardia con la misión de formar a pilotos en el uso de nuevos modelos de
aviones. Estaba encuadrado en la 36 División Aérea en el 826 regimiento de
cazas. Allí, cerca de Stalingrado es donde entra en combate pilotando un
I-16. No va al frente, pero los bombardeos alemanes les obligan a
combatir.
Es trasladado a la localidad de Peski (Kazajstán) por donde pasaban las
columnas y los suministros hacia Stalingrado. Allí pilota un LA-7, un caza mucho
más rápido y moderno.Tenía la misión de escoltar escuadrillas, apoyar a la
infantería y proteger al aeródromo.
Tras la victoria soviética, Luis se casa con una enfermera ucraniana
destinada anteriormente en Stalingrado. En 1948 abandona el ejército y comienza
a trabajar en una fábrica aeronáutica en Saratov. En 1956, regresa a España
junto a su mujer. Al volver, es interrogado y la policía no deja de seguirlo y
acosarlo. En esa situación, Luis aguanta en España algo más de un año antes
de regresar a la URSS.
En 1993 regresa a España engañado por las autoridades, que le prometen
ciertas garantías. En Rusia tenía 4 pagas de jubilación, pero pierde el derecho
a cobrarlas una vez abandona el país. Olvidado por ambos gobiernos queda en una
situación de total pobreza. Sin posibilidad de trabajar por su edad y las
secuelas físicas de la guerra, se ve obligado a recurrir a la caridad de
ONGs para poder comer.
Luis Lavín ha fallecido en el más absoluto olvido. Una situación
vergonzosa hacia alguien que luchó contra el fascismo en defensa de la
democracia. Nuestro agradecimiento eterno a estos héroes anónimos como Luis
Lavín, que sin exigir nada a nadie comprendieron el sentido de la lucha por la
igualdad, por la vida y por la dignidad humana.
Fuente: www.larepublica.es
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