INTRODUCCIÓN
La sal de la tierra no
pasó a la historia como película sobresaliente por sus técnicas
cinematográficas. Ni su director, ni su guionista, ni su productor, ni
sus actores pasaron a la historia por sus capacidades técnicas a la hora
de colaborar en esta película.
La sal de la tierra pasó
a la historia por razones bien distintas y por razones, a mi juicio,
infravaloradas: por ser una de las pocas películas que consiguen
representar un drama social de forma realmente realista -sus
protagonistas no son héroes, son personas, son trabajadores- y a su vez,
de forma enternecedora y esperanzadora, con un mensaje de unión,
solidaridad y lucha por la igualdad como trasfondo.
CONTENIDO
Está
película, rodada en Bayard, Silver City y Grant County (Nuevo
Méjico/EEUU) y LA (California), está basada en hechos reales. La acción
se desarrolla en torno a una mina de zinc de la localidad de Silver City
(Nuevo México).
Los
mineros, protagonistas de la huelga y por tanto de la película, vivían
en condiciones infrahumanas, explotados, carentes de derechos y
segregados de forma racial; los mineros “anglos” disfrutaban de más
derechos que los mineros nativos. Es en esta situación de injusticia
cuando cae la gota que colma el vaso y precipita la insurrección
pacífica de los mineros: otro minero nativo vuelve a sufrir un accidente
por trabajar solo (los “anglos” no trabajaban solos). Sumidos en la
desesperación, los mineros nativos se cargan de valentía e inician una
huelga con el fin de mejorar las condiciones laborales, siempre bajo el
pretexto de igualdad.
La
película, que mezcla la ficción y la realidad, la historia colectiva y
la personal (nos sitúa a Ramón y Esperanza como los protagonistas
principales, pero siempre arropados por el resto de compañeros) nos
muestra cómo los mineros a duras penas consiguen resistir, obligando a
la policía -vestida de brazo armado del explotador- a mover ficha. Ésta
se inventa leyes y medidas para que los trabajadores no puedan ejercer
su inalienable derecho a la huelga.
Esta
primera parte en la que sólo los mineros son los protagonistas
principales, representa un ejercicio de unión y lucha colectiva, pero
también muestra a las trabajadores como trabajadores de una época
atrasada, conservadora y retrógrada en algunos aspectos. El director no
intenta disfrazarlos de superhéroes, es realista, y por eso podemos ver
cómo las mujeres no sólo sufren por parte de los explotadores, de los
patronos, sino también por parte de sus maridos.
En
la segunda parte de la película, con los mineros en jaque, entran en
escena las mujeres. Lejos de quedarse en casa resignadas y derrotistas,
se cargan de astucia y valor y comunican al Sindicato su táctica de
hacer ellas la huelga -sólo se les prohibió a los mineros-, y éste
acepta con recelo -la mayoría de mineros no estaban de acuerdo- la
propuesta. A las reivindicaciones primeras de mejoras laborales, las
mujeres añaden otras de índole sanitarias como por ejemplo el
abastecimiento de agua corriente potable.
Esta
segunda parte en la que las mujeres abandonan el segundo plano,
representa un ejercicio de lucha por la igualdad no sólo en el ámbito
laboral (nativa o extranjera es la misma clase obrera), sino en el
ámbito sexual: primero las mujeres logran que los hombres las escuchen,
logran el derecho a participar en la huelga y además contribuyen de
manera decisiva en el desarrollo y en el final de ésta. Mientras tanto,
logran hacerse respetar, tanto a ellas como a sus trabajos
infravalorados de amas de casa (en su ausencia, los hombres han de
ejercer de amas de casa y se dan cuenta del esfuerzo que conlleva).
Aunque para mí, su mayor logro es demostrar que la lucha por los
derechos de los trabajadores no entiende de sexos.
En
la parte final de la película, la policía, contra las cuerdas, lanza la
ofensiva de encerrar a las mujeres más destacadas. Sin embargo, esa
táctica resulta contraproducente, ya que las mujeres demuestran aún más
valentía y más entereza: luchando unidas consiguen que las excarcelen.
Con la policía en jaque, se produce la última ofensiva de ésta: intenta
desahuciar a Ramón y Esperanza, pero los trabajadores en un último
esfuerzo se oponen colectivamente, sin distinción de sexos, haciendo
retroceder y desistir a la policía y sus protegidos, los patronos
explotadores, demostrando que la unión del rebaño hace que el león se quede con hombre.
INTENCIONALIDAD
Esta
película no es una película vacía, ya que, como he apuntado
anteriormente, en ella impera la intención de describir un problema
social con un mensaje como trasfondo. El autor nos intenta trasladar a
una sociedad que, lamentablemente, podría haber sido prácticamente
cualquier lugar del mundo.
Una vez puestos en situación, el autor intenta mandarnos principalmente dos mensajes:
El
primero es una denuncia clara a la explotación patronal, que reduce al
obrero a una situación de semiesclavitud; a brazos, a números, como
diría Eduardo Galeano[1]. Nos muestra la crudeza con la que son
sometidos los trabajadores y las condiciones en las que vivían -y
lamentablemente siguen viviendo en algunos lugares del mundo.
El
segundo es un mensaje de unión y de igualdad dentro de las clases
explotadas. El autor nos dice que sólo uniéndonos, sin distinción de
razas y sexos, podremos luchar por nuestros derechos. En caso contrario
tendríamos que luchar contra dos tipo de opresión: la del explotador y
la nuestra. Por otra parte, la película, que es un claro homenaje a la
lucha por los derechos humanos, no se olvida de las que más
discriminación sufren: las mujeres.
Así,
la película contiene un claro mensaje feminista: nos dice que las
mujeres también han de luchar por nuestros derechos, ya que ellas
-independientemente del trabajo que ejerzan también sufren la
explotación, de hecho, en la mayoría de los casos más que los hombres.
La lucha por parte de las mujeres es necesaria e imprescindible y el
autor nos lo muestra con esta historia: si no llega a ser por las
mujeres, la huelga habría sido abortada. Sólo mediante la unión y la
igualdad la clase trabajadora conseguirá su emancipación. Así nos lo
muestra la historia y así nos lo muestra Herbert J. Biberman en La sal de la tierra.
Cabe recordar que dicho mensaje le costó a Herbert J. Biberman estár en el punto de mira[2] del macarthismo[3], siendo incluido en “la lista de los diez de Hollywood”, acusado de subversión.
CONTEXTO HISTÓRICO
La
película está ambientada en Nuevo México, en los años cincuenta,
concretamente en 1951, cuando se produjo la huelga minera en la
localidad de Silver City. La década de los cincuenta -como las
anteriores y posteriores- son décadas de oscurantismo social en todos
los ámbitos. México era un país saqueado por el colonialismo y utilizado
por el imperialismo -lamentablemente México sigue siendo un aliado
estratégico de EE. UU.-, por lo que no gozaba de ningún tipo de
soberanía y de ningún tipo de bienester social.
Si
alzamos miras, los años cincuenta fueron años de crisis, tan sólo hacía
dos décadas del Crack del 29 y una Guerra Mundial acababa de destruir
buena parte del mundo. Para más inri, el mundo quedó dividido en dos en
plena Guerra Fría y tan sólo en los países del Este parecían progresar
los derechos de los trabajadores.
Desgraciadamente,
el desolador panorama que vivían los mineros huelguistas en la
película, era el panorama común que tenía que soportar la clase
trabajadora en prácticamente cualquier país capitalista en vías de
desarrollo. Y más aún en esa época en la que los trabajadores no habían
conquistado los derechos más básicos y fundamentales que disfrutan los
trabajadores de hoy en día en la mayor parte del mundo.
Por
otra parte, la película tuvo serios problemas a la hora de su estreno:
sólo trece salas en todo el país se atrevieron a exhibirla, desafiando
las amenazas de la IATSE (International Alliance of Theatrical Stage
Employes)[4], ya que para los “americanistas puros” (capitalistas),
representaba un atentado hacia los valores del “americanismo”
(capitalismo). No obstante, a posteriori Danny Peary[5] afirmó que el
mensaje de La sal de la tierra era "más pro-humanista que
anti-americano. No hace ningún llamado a la revolución sino que reclama
el fin de la explotación y de todas las formas de discriminación".
¿Quizá sea anticapitalista luchar contra la explotación y la
discriminación? En cualquier caso, Herbert Biberman, como otros tantos
artistas, sufrió el macarthismo por el mero hecho de ser una persona
comprometido con los más débiles.
A
día de hoy, tenemos que decir que tanto México como el resto de países
del mundo, no ha prosperado lo suficiente y seguimos teniendo problemas
de hambre, pobreza, desempleo, accidentes laborales, etc. Sin ir más
lejos, en México se producen al día cuatro accidentes laborales
mortales[6] y según la FAO (Organización para la Agricultura y la
Alimentación ) “más de 20 millones de mexicanos
se encuentran en pobreza alimentaria”[7], y a nivel mundial “800
millones de personas que sufren de hambre”, según apunta el mismo
informe.
Sigue
siendo, por tanto, igual de imprescindible la lucha por la conquista de
los derechos de la clase trabajadora. Una lucha basada en los mismos
principios que Herbert. J. Biberman intenta fomentar en La sal de la tierra: la unión, la igualdad y la solidaridad.
CONCLUSIÓN
Una película imprescindible para cualquier amante del buen cine, y sobre todo para los amantes del realismo social.
Una película de notable alto a pesar de sus precarios medios y a pesar
de que la mayoría de los actores no eran profesionales. Una película que
pasará a la historia por su enorme mensaje y por su enorme capacidad
para transmitir e incluso conmover. Una película cuyo director pasará a
la historia por su valentía a la hora de abordar temas escabrosos como
éste, y más en el contexto de oscurantismo ideológico que le tocó vivir.
El mensaje de La sal de la tierra sigue
tan vigente y tan necesario como entonces. La clase trabajadora debe
luchar por materializarlo. La clase trabajadora, en estos tiempos de
oscuridad, será la antorcha que alumbre el camino. La clase trabajadora
ha sido, es y será la sal tierra.
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[1] La vida según Galeano, Capítulo 8 (Los Nadies). Serie de televisión emitida por canal Encuentro (Argentina).
[2] Punto de mira (Karl
Francis, 2000). Película que relata la “caza de brujas” a la que fue
sometido Herbert J. Biberman como otros tantos artistas comprometidos,
acusados de comunistas.
[3]
Periodo bajo el mandato de Joseph McCarthy en el cual se produjo la
“caza de brujas”: denuncias y acusaciones de subversión,
“antiamericanismo”, etc. a cualquiera que se saliera del redil
establecido, del pensamiento único. Magistralmente representado en Buenas noches, y buena suerte (George Clooney, 2005).
[4]
Alianza de Sindicatos que representa a varios oficios de cine, afiliada
a la AFL-CIO, con más de 20 sindicatos locales en Hollywood.
[5]
Prestigioso crítico, nacido en Virginia (1949). Estudió cine en
University of Southern California y ha escrito numerosos libros sobre el
séptimo arte de relativa relevancia.
Fuente: http://cincuentaytresdias.blogspot.com.es
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