Autores: R. Jamil Jonna y John Bellamy Foster
Traducción: Jaimelago.org
En la última década y media el concepto de precariedad laboral ha cobrado fuerza renovada entre los científicos sociales.[i] Esta
tendencia se hizo más pronunciada tras la Gran Crisis Financiera de
2007-2009, que dejó a su paso un período de estancamiento económico
profundo que persiste en grandes partes del economía mundial.[ii]La
mayoría de los estudiosos definen la precariedad en función de lo que
los trabajadores carecen, incluyendo factores como: el fácil acceso a un
empleo remunerado, la protección contra un despido arbitrario, las
posibilidades de ascenso, la estabilidad en el empleo a largo plazo, una
seguridad adecuada, el desarrollo de nuevas habilidades, salarios
dignos o representación sindical.[iii]
El origen del concepto de “precariedad” laboral a menudo se remonta a los primeros trabajos de Pierre Bourdieu sobre Argelia.[iv]Sin
embargo, los investigadores suelen pasan por encima de las propias
reflexiones maduras de Bourdieu sobre dicho concepto, en las que conecta
la noción directamente con análisis del “ejército industrial de
reserva” de Karl Marx. "La precariedad", para Bourdieu, está presente
cuando "la existencia de un gran ejército de reserva ... ayuda a
inculcar en todos los que trabajan la idea de que no son en modo alguno
insustituibles”. En línea con las concepciones de la superpoblación
flotante, latente, y estancada de Marx, y las poblaciones empobrecidas
que constituyen el ejército industrial de reserva, Bourdieu asocia la
precariedad en particular a lo que llamó el "sub-proletariado". Bourdieu
tendía, sin embargo, a ver una fractura entre estos "subproletarios" y
el "proletariado", definido éste último por la estabilidad necesaria
para iniciar un "proyecto revolucionario."[v]
Como concepto, la precariedad laboral no
es nada nuevo. Tiene una larga historia en el pensamiento socialista,
donde se asoció desde el principio con el concepto del ejército
industrial de reserva. F. Engels introdujo la idea de la precariedad en
su tratamiento del EIR en “La situación de la clase obrera en
Inglaterra”.[vi] Marx
y Engels lo emplean en este mismo contexto en el Manifiesto Comunista, y
más tarde se convirtió en un elemento clave en el análisis de Marx del
ejército industrial de reserva en el volumen I de “El Capital”. Los
teóricos marxistas tempranos, sobre todo William Morris, extendieron
este análisis, enraizando explícitamente gran parte de su crítica del
capital al concepto de "precariedad". La noción de precariedad estuvo
por lo tanto integralmente relacionada con la crítica marxista del
capitalismo. Ganó importancia en la década de 1970, en la obra de
teóricos como Harry Braverman y Stephen Hymer, que exploraron la
relación del trabajo excedente con las condiciones del capitalismo
monopolista y la internacionalización del capital.
Durante muchos años, el análisis de Marx
de la "ley general de la acumulación capitalista", que señalaba a las
condiciones de precariedad creciente y al empobrecimiento relativo de la
población trabajadora, fue rechazado por los principales científicos
sociales.[vii]En
los últimos años, sin embargo, la noción de precariedad como una
condición general de vida de la clase obrera ha sido redescubierta. Sin
embargo, la idea es tratada en la forma ecléctica, reduccionista, y
típicamente ahistórica de las ciencias sociales y humanas de hoy en
día, desconectadas de la teoría global de la acumulación derivada de
Marx y la tradición socialista. El resultado es un conjunto de
observaciones dispersas sobre lo que se consideran desarrollos que
responden en gran medida al azar.
Algunos científicos sociales críticos,
sobre todo el ex-economista de la Organización Internacional del Trabajo
(OIT) Guy Standing, emplean el neologismo "precariado" para referirse a
una nueva clase de trabajadores, fundamentalmente jóvenes, que sufren
todos los principales aspectos de la precariedad. Como explica el
sociólogo francés Béatrice Appay, el término precariado "emana de
una contracción de "precario"y "proletariado". Se re-clasifica a los
obreros en paro y precarios (manuales e intelectuales) en todos los
sectores de actividad."[viii] Pero
ya que el propio Marx definió el proletariado como clase caracterizada
por la precariedad, el término precariado a menudo no es más que un
sustituto de moda y confuso del proletariado mismo (en el sentido de
Marx) -o se utiliza para referirse a una subcategoría del proletariado,
p.ej. el subproletariado. Esto se asemeja a las teorizaciones anteriores
de “sub-clases” como entidades separadas, divorciadas de la clase
obrera en su conjunto.[ix]En
estas diversas formulaciones, la noción del precariado es a menudo se
enfrenta a un concepto demasiado rígido del proletariado, - que definen
como una fuerza de trabajo industrial, con empleo formal y estable,
generalmente organizado en sindicatos (una noción, sin embargo, lejos de
la definición clásica de Marx del proletariado).
El sociólogo radical francés Loïc Wacquant sugiere que "contrariamente
al proletariado, que en la visión marxista de la historia está llamado a
negarse a si mismo a largo plazo mediante su unión y universalización,
el precariado sólo puede hacerse para deshacerse inmediatamente" o
sea que sus únicas opciones son pasar a la fuerza de trabajo formal y
obtener "salarios estables" o escapar "del mundo del trabajo en
conjunto." Para Wacquant, el crecimiento de la precariedad de la clase
obrera es un movimiento hacia la "desproletarización en lugar de hacia
la unificación del proletariado”. Sin embargo, olvida por completo el
hecho de que el propio Marx presentó las condiciones de la clase obrera
principalmente en términos de precariedad en el empleo y la existencia,
-lo que vamos a aclarar a continuación. Los conceptos del precariado y
de la precariedad del trabajador hoy están siendo presentados como
alternativas al proletariado, a menudo con el fin de sugerir la
imposibilidad de un proyecto revolucionario basado en los trabajadores
con las condiciones actuales, en la línea del “Adiós a la clase obrera”
de André Gorz .[x]
Según el crítico socialista Richard Seymour, en su ensayo "Todos Somos precarios", "el
'precariado' no es una clase, y su amplia aceptación como un meme
cultural en la cultura disidente, de izquierdas no tiene nada que ver
con la afirmación de que lo sea. Más bien, es un tipo particular de
interpelación populista” (identificación), que"opera en un verdadero antagonismo, crítico con el capitalismo actual
": el crecimiento a escala mundial de una fuerza de trabajo cada vez
más flexible, caracterizada por el desempleo, el subempleo, y el empleo
temporal e incierto. [xi]
En contraste con estos puntos de vista
con variados discursos, que emanan principalmente de sectores de la
izquierda influenciados por el posmodernismo, los sociólogos del
stablishment normalmente conceptualizan la precariedad de los
trabajadores en términos más prosaicos, como una brecha cada vez mayor
entre "buenos" y "malos” puestos de trabajo. Por otra parte, hay una
fuerte tendencia a adoptar una visión corporativista en la que el
objetivo de todas las clases es restablecer un "contrato social entre
los trabajadores organizados y el capital organizado."[xii]La
cuestión, en otras palabras, sería regular las condiciones de trabajo
con el fin de convertir empleo informal en formal. Naturalmente este
proyecto es visto como una respuesta natural al declive de la
organización de los trabajadores.[xiii]Pero
estos análisis tan superficiales y reformistas rara vez exploran la
dinámica histórica de la acumulación de capital que ha impulsado el
resurgimiento de la precariedad al centro de la economía mundial
capitalista. En general, los científicos sociales convencionales carecen
de las herramientas analíticas para hacer frente a un fenómeno
arraigado intrínsecamente en la acumulación capitalista. Prejuicios
conceptuales de hace más de un siglo bloquean su visión.
Ante esta confusión –que en la mayoría
de los casos se traduce en simples respuestas individuales a lo que se
presume como un problema social aislado- conviene volver a la tradición
marxista clásica, donde se planteó por primera vez la cuestión de la
precariedad laboral. En este asunto las ideas de Marx, Engels, y Morris
del siglo XIX, y las de pensadores como Harry Braverman, Stephen Hymer, y
Samir Amin en tiempos más recientes, son indispensables. Con la
aplicación de los marcos analíticos proporcionados por estos pensadores,
es posible mirar las dimensiones empíricas de la precariedad de los
trabajadores, tanto en Estados Unidos como a nivel mundial, y llegar a
conclusiones definitivas acerca de la evolución de la acumulación del
capital y la precariedad de la clase trabajadora en nuestra época , así
como su efecto sobre la actual crisis de época.
Engels, Marx, Morris, y el concepto del trabajo precario
La construcción teórica de la precariedad laboral vinculada al ejército industrial de reserva de fuerza de“cada nueva máquina provoca desocupación, miseria y angustia, y en un país como Inglaterra donde, sin eso, existe casi siempre "una población excedente", el desempleo es en la mayoría de los casos, lo peor que puede suceder a un obrero. Fuera de eso, ¡qué efecto agotador, enervante, debe tener sobre los obreros, cuya posición ya no es sólida, esa precariedad de la existencia que resulta de los progresos ininterrumpidos del maquinismo y del paro forzoso que ellos conllevan!”[xiv] trabajo tuvo su origen, como se ha indicado anteriormente, en el materialismo histórico clásico, sobre todo en la obra de Engels, Marx y Morris. En “La situación de la clase obrera en Inglaterra”, Engels escribe:
El estado de la clase obrera de este
modo se puede describir en términos de precariedad, en la que la amenaza
constante de ser arrojado a la "población excedente" de los
desempleados y subempleados se intensifica a lo largo de la acumulación
capitalista. Para Engels, esto era una parte integral de la teoría de un
"ejército de reserva de mano de obra en paro" que constituía la base de
la explotación burguesa del proletariado. En el Manifiesto Comunista,
Marx y Engels siguieron esta misma línea de pensamiento, declarando: "La
competencia cada vez mayor entre los burgueses, y las crisis
comerciales que ella ocasiona, hacen los salarios de los trabajadores
cada vez más fluctuantes. La mejora incesante de las máquinas, cada vez
más rápida, hace que sus medios de vida sean cada vez más precarios. "[xv]
Fue en “El Capital”, sin embargo, donde
Marx desarrolla plenamente el concepto de ejército de reserva de mano de
obra, y con él una teoría de la precariedad del empleo y la vida de la
clase obrera. Explicando la ley general de la acumulación, escribe: “La
ley según la cual, gracias a los progresos hechos por la productividad
del trabajo social, puede ponerse en movimiento una masa cada vez mayor
de medios de producción con un desgaste cada vez menor de fuerza humana
es una ley que, dentro del régimen capitalista, en que los obreros no
emplean los instrumentos de trabajo, sino que son éstos los que emplean a
los obreros, se trueca en esta otra: la de que cuanto mayor es la
fuerza productiva del trabajo y mayor, por tanto, la presión ejercida
por el obrero sobre los instrumentos que maneja, más precaria es su
condición de vida: la venta de la propia fuerza para incrementar la
riqueza de otro o alimentar el incremento del capital. ”.[xvi] Unas páginas antes, indica: "cuanta
más riqueza ajena producen [los trabajadores], y ... cuanto más aumenta
productividad de sus trabajadores, tanto más precaria se vuelve su
propia función como medio para la valorización del capital." [xvii]
Marx, desarrollando este análisis, se
refirió a las "diferentes formas de existencia de la superpoblación
relativa", como manifestaciones concretas de la “ley general de la
acumulación”. Señala cuatro formas: La población flotante, latente,
estancada, y empobrecida.
La capa más tumultuosa del ejército de reserva era la población flotante,
que comienza a existir como contrapartida a la aplicación extensiva de
la maquinaria y la intensificación resultante del proceso de trabajo.
Aquí, en el centro de la industria moderna, la población activa está en
constante flujo, no sólo a causa de una compulsión incesante del capital
para reducir sus necesidades de mano de obra, sino también debido a que
"el consumo de la fuerza de trabajo es tan rápido" que el cuerpo humano
sólo puede soportar las torturas físicas del trabajo por un corto
tiempo antes de que ya no sea apta para el capital.
Las fábricas, talleres y minas, por lo
tanto tienden a buscar las capas más frescas y fácilmente explotables
del ejército de reserva, en particular los niños, las mujeres jóvenes y
los trabajadores "nómadas" (migrantes). Debido a la naturaleza caótica e
intensa de la producción en la industria moderna, los flujos hacia
dentro y fuera de la población flotante tienden a ser extremadamente
altos. Los trabajadores son "repelidos y atraídos, empujados hacia
atrás y hacia delante, mientras que, al mismo tiempo, se producen
cambios constantes en el sexo, la edad y habilidad de los reclutas
industriales."
Para Marx, esta relación maníaca con la
mano de obra es una característica distintiva de la industria moderna:
la atracción de nueva mano de obra en un momento dado, durante la
expansión económica, se corresponde con una repulsión igualmente fuerte
en el siguiente momento histórico, en la contracción económica. Sin
embargo, la población flotante consistía en trabajadores que tenían una
clara conexión, si bien un tanto precaria, con el ejército de trabajo
activo, con una trayectoria de empleo. Estos trabajadores serían
probablemente los primeros en ser nuevamente contratados en la siguiente
expansión.[xviii]
La siguiente capa del ejército de reserva, en la descripción de Marx, es el exceso de población latente.
En su mayor parte se refiere a segmentos (relativamente autárquicos) de
población rural. Esta población sirvió como una vasta fuente de mano de
obra potencial para la industria capitalista (de ahí el concepto de
"latente"). A nivel internacional, Irlanda, como señaló Marx, constituye
una vasta reserva de mano de obra, con una enorme población latente de
trabajadores rurales, en gran medida superpoblada, a entera disposición
de la industria inglesa. Tales condiciones fueron el resultado de la
conquista inglesa de Irlanda y la historia colonial subsiguiente.
"Irlanda", explicó, "no es en la actualidad más que un distrito agrícola
de Inglaterra, que pasa a estar separado por una amplia extensión de
agua del país para el que proporciona el maíz, la lana, el ganado y
reclutas industriales y militares." Tan precarias eran las condiciones
de los trabajadores rurales en Inglaterra e Irlanda que "tenían un pie
ya en el pantano de la miseria," por lo que eran fáciles de atraer a la
industria cuando era necesario, y tirarlos a la basura sin
contemplaciones en el momento en que ya no eran de utilidad directa para
la acumulación de capital. [xix]
La población estancada era, en
opinión de Marx, la representación más clara de la precariedad que
caracteriza a la fuerza de trabajo en su conjunto. Esta capa absorbe
continuamente el flujo de trabajadores expulsados de la industria
moderna y la agricultura, lo que representa un "reservorio inagotable de
fuerza de trabajo desechable”. Se "caracteriza por un máximo de tiempo
de trabajo y un mínimo de salarios." Para ellos el empleo era
"extremadamente irregular"; y si aún así lo conseguían, su grado de
explotación tendía a ser extremadamente alto. Esta capa era el elemento
"auto-reproductor y de auto-perpetuación de la clase obrera", que fue
obligada a retroceder aún más en las condiciones de su propia dinámica.
La población estancada representa "una
parte proporcionalmente mayor en el aumento general" de la clase obrera,
con una crecimiento en "proporción inversa al nivel de los salarios”.
Tal era la condición de los trabajadores en la población estancada,
escribe Marx, que "trae a la mente la reproducción ilimitada de animales
individualmente débiles y constantemente perseguidos”. Es aquí donde
Marx anticipa la famosa noción de la transición demográfica,
argumentando que el aumento de la población, en contra de las teorías
maltusianas, cae en vez de aumentar con el aumento de los salarios. En
relación con la población estancada, señaló que el trabajo a jornal o
peonadas, especialmente en Irlanda, constituyó la "forma más precaria de
trabajo asalariado", ya que a menudo requiere viajar largas distancias
para llegar al trabajo y viceversa, largas horas por un salario pésimo, y
absolutamente ninguna salvaguarda o protección frente a la enfermedad y
la pobreza.[xx]
Algo central para las condiciones que
rigen a la población estancada fue el desarrollo de la llamada industria
“doméstica" o "industria doméstica moderna", junto a "la manufactura
moderna" (producción artesanal moderna).[xxi]Esta
industria “doméstica” tuvo lugar principalmente en los hogares de los
trabajadores o en pequeños talleres, por ejemplo haciendo cordones. Era
una forma de lo que Marx llamó "outwork” o subcontratación conectada al
sistema industrial. En la industria doméstica moderna, escribió, la
explotación es: "Y en el llamado trabajo a domicilio,
formas más descaradas todavía que en la manufactura, puesto que la
capacidad de resistencia del obrero disminuye con su aislamiento;
además, entre el verdadero patrono y el obrero se interponen aquí toda
una serie de parásitos rapaces; añádase a esto que el trabajo a
domicilio tiene que contender siempre en la misma rama de producción con
la industria mecanizada o, por lo menos, con la industria
manufacturera, que la pobreza en que vive el obrero le priva de las
condiciones más indispensables de trabajo, de locales, de luz, de
ventilación, etc.; que las irregularidades y fluctuaciones del trabajo
florecen bajo esta forma y, finalmente, que en este último refugio a que
vienen a guarecerse los obreros desalojados por la gran industria y la
agricultura, la competencia de la mano de obra alcanza, como es lógico,
su punto culminante."[xxii]
Las condiciones de trabajo eran
terribles en particular en la industria doméstica moderna, ya que
utilizó el exceso de población estancada como su base. Aquí se
encontraba una superabundancia de mano de obra fresca explotable, la
mayoría de ellos mujeres y niños. La precariedad de los trabajadores de
la industria nacional moderna se refleja en el hecho de que los
trabajadores se hicieron "excedentes en forma de infra-salarios y de
trabajo extra" hasta el punto de la superexplotación. La industria
doméstica típica empleaba preponderantemente a mujeres y chicas jóvenes,
como "trabajadores a domicilio” en talleres de vestido anexos a la
fábrica. Eran "siempre pagadas por debajo del salario mínimo." [xxiii]
Marx describe una fábrica de camisas en
Londonderry que emplea un millar de trabajadores en la fábrica y otros
"9.000 trabajadores externos, esparcidos por los distritos rurales."
Estos trabajadores eran empleados en pequeños talleres dispersos por
amplias áreas, lo que debilitaba su poder de organizarse colectivamente y
resistir. Esto acentuaba el "lado asesino de esta economía",
especialmente las "mistress´s houses" en la fabricación de prendas de
vestir. "En la regulación inglesa de barracones el espacio asignado a
cada soldado es de 500 a 600 pies cúbicos, y en los hospitales
militares 1.200 pies cúbicos. Pero en aquellos orzuelos hay entre 67 y
100 pies cúbicos para cada persona. Al mismo tiempo que el oxígeno del
aire es consumido por las lámparas de gas”. No era raro que los
niños empezaran a trabajar a los seis añosdurante catorce horas al día
(o más), "cuando el negocio va bien".[xxiv]
Marx llama "industria moderna" al
sistema de fábricas que pasaba a depender cada vez más de las Leyes de
Fábricas, mientras que las ramas de producción asociadas a la industria
doméstica (y a la manufactura moderna), de las que dependía el empleo
extremedamente precario de la población estancada, aún estaban "sin
límite jurídico a la explotación ", y sin las trabas de "regulaciones
legales”. Era pues, el quivalente a la actual economía informal.
Incluso, insiste Marx, podían verse situaciones en las que se exigía a
los niños trabajar a partir de las 4 am hasta la medianoche. Cita el Daily Telegraph
reseñando la lucha en estos sectores para limitar la jornada laboral ¡a
dieciocho horas! Tras el examen de ramas de producción tan diversas
como la cerámica, la fabricación de papel pintado, la fabricación de
pan, y los encajes, Marx termina con una discusión sobre las condiciones
de las modistas de Londres, que acabaría solapándose con su posterior
discusión de la industria doméstica moderna. Cuenta la historia, famosa
en su momento, de Mary Anne Walkley, de veintitrés años de edad, que
había muerto después de trabajar de forma continuada durante más de
veinte y seis horas en uno de los establecimientos de confección más
respetables en Londres, bajo condiciones crónicas de falta de sueño,
oxígeno y espacio. Walkley estaba siendo forzada a trabajar largas horas
para producir los vestidos para una boda anunciada por la princesa de
Gales. Incluso el “Morning Star” el órgano del liberalismo, declaró
"nuestros esclavos blancos, que se esfuerzan hasta la tumba, en su mayor
parte languidecen y mueren."[xxv]
Como señala José Fracchia, la
explotación de la fuerza de trabajo bajo el capitalismo, con el ejército
de reserva como su punto de apoyo, "no es abstracta, sino que arraiga
de manera concreta en los cuerpos individuales, es [para Marx], 'esa
monstruosidad de una población sufriente de trabajadores dejada en
reserva para las cambiantes necesidades de explotación del capital."...
el capitalismo reproduce su provisión de fuerza de trabajo, perpetuando,
a través de generaciones, una clase de "personas necesitadas". Y la
necesidad crónica es un ataque deliberado contra el cuerpo y las
capacidades corporales de aquellos que las pasan.”[xxvi]La
precariedad del empleo en el capitalismo se extiende a las condiciones
de trabajo, y al uso de la base corpórea de la existencia humana.[xxvii]
La población estancada, para Marx, se
difuminaba entre la población totalmente empobrecida en el "sedimento
más bajo" de la superpoblación relativa. La capa depauperada, que
incluía tanto a los segmentos más bajos de la superpoblación relativa
como los elementos que estaban totalmente al margen del empleo, mantenía
subyugado al ejército industrial de reserva y la clase obrera en su
conjunto. La mayor parte de esta capa moraba "en el ámbito [oficial] del
pauperismo", el resto consistía en "vagabundos, delincuentes,
prostitutas, en definitiva el lumpenproletariado." Las gradaciones del
“pauperismo oficial” que Marx identifica, incluyen:
"Primera: personas
capacitadas para el trabajo. Basta consultar superficialmente la
estadística del pauperísmo inglés para convencerse de que la masa de
estas personas aumenta con todas las crisis y disminuye en cuanto los
negocios se reaniman. Segunda: huérfanos e hijos de pobres. Estos seres
son candidatos al ejército industrial de reserva, y en las épocas de
gran actividtd, como en 1860 por ejemplo, son enrolados rápidamente y en
masa en los cuadros del ejército obrero en activo. Tercera: degradados,
despojos, incapaces para el trabajo. Se trata de seres condenados a
perecer por la inmovilidad a que les condena la división del trabajo, de
los obreros que sobreviven a la edad normal de su clase y, finalmente,
de las víctimas de la industria, cuyo número crece con las máquinas
peligrosas, las minas, las fábricas químicas, etc., de los mutilados,
los enfermos, las viudas, etc. El pauperismo es el asilo de inválidos
del ejército obrero en activo y el peso muerto del ejército industrial
de reserva. Su existencia va implicita en la existencia de la
superpoblación relativa, su necesidad en la necesidad, y con ella
constituye una de las condiciones de vida de la producción capitalista y
del desarrollo de la riqueza."[xxviii]
En la situación de la clase obrera en
Inglaterra, Engels hizo hincapié en que las partes más pobres de la
clase trabajadora se veían obligadas a aceptar cualquier cosa, “esa
reserva, de la cual forma parte una muchedumbre enorme de personas
durante las crisis, e incluso durante períodos que se pueden definir
como a medio camino entre prosperidad y crisis, un buen número de
trabajadores, constituye la población "excedente" de Inglaterra que
vegeta penosamente, mendigando y robando, barriendo las calles y
recogiendo la basura, haciendo pequeños acarreos con carretillas o
asnos, vendiendo en las esquinas de las calles, o realizando algunos
pequeños trabajos ocasionales.” Otros, llamados “intermediarios",
se dedicaban en las calles a la busca de cualquier tipo de pequeño
trabajo: unas horas o un día de trabajo. Ese era el tipo de economía
informal que en todas partes se asocia con la pobreza. [xxix]
Marx se basó en las estadísticas del
censo de Inglaterra y Gales para apuntar a la mayor cantidad de empleo
formal de las mujeres de la clase trabajadora que de los hombres, en
gran parte porque las mujeres representaban el 85 por ciento de todos
los empleados domésticos. El número de empleados domésticos superaba al
de los trabajadores de las fábricas textiles (la gran mayoría de los
cuales eran mujeres y niños pequeños) y a los trabajadores del metal
(donde había menos trabajadores que en el sector textil, pero que eran
en su mayoría hombres). La precariedad, en el sentido de ser parte del
ejército de reserva, por tanto era incluso aún más propensa a recaer en
los hombres, que tradicionalmente ganan salarios más altos que las
mujeres cuando se emplean, pero que eran cada vez más condenados al paro
por una industria capitalista siempre en busca de mano de obra más
barata.
El capitalismo no se limita a los países
individuales, sino que era un sistema global de producción. La
explotación, a ojos de Marx, era por lo tanto cada vez más un fenómeno
internacional, que afectaba a la periferia a través del colonialismo. "Surge
una nueva división internacional del trabajo, una que se adapta a los
requisitos de los principales países industriales, y convierte una parte
del globo en un feudo agrícola para la alimentación de la otra parte,
que sigue siendo un campo preeminentemente industrial."[xxx]Señaló que "la
tasa de ganancia es generalmente más alta [en la periferia] a causa del
menor grado de desarrollo, y también lo es la explotación del trabajo
mediante el uso de esclavos, peones, etc. " Si la vida era barata y
prescindible en el centro del sistema capitalista, lo era aún más en la
periferia colonizada, donde prevalecían las condiciones de la
acumulación primitiva (primaria). En el relato de Marx acerca de "la
génesis del capitalista industrial": “El descubrimiento de
las comarcas auríferas y argentíferas en América, el exterminio,
esclavización y soterramiento en las minas de la población aborigen, la
conquista y saqueo de las Indias Orientales, la transformación de Africa
en un coto reservado para la caza comercial de negros caracterizan los
albores de la era de producción capitalista. Estos procesos idílicos
constituyen factores fundamentales de la acumulación originaria”.[xxxi]
La teoría de la precariedad de la clase
trabajadora de Marx fue extendida por el teórico marxista más brillante
de Inglaterra de finales del siglo XIX, el célebre artista, escritor, y
socialista William Morris. Fue Morris más que cualquier otro pensador en
la década de 1880 y 90 quien trabajó en la teoría del ejército de
reserva de fuerza de trabajo de Marx, manifestada principalmente en la
creciente precariedad de los trabajadores. Como declara en 1883, en su
ensayo "El arte bajo la plutocracia" la degradación del proceso de
trabajo bajo el capitalismo, y los términos economicistas estrechos del
beneficio inmediato en los que el empleo se ofrece o deniega, tiene como
resultado las condiciones extremadamente precarias para el trabajador.
Del mismo modo, en su famosa conferencia" trabajo útil frente a empleo
inútil ", pronunciada por primera vez en 1883 y más tarde incorporada a
su libro de 1888 “Signos de cambio”, Morris escribió sobre "la
precariedad de la vida entre los trabajadores" que resulta de la
tendencia" a aumentar el número del 'ejército de reserva de mano de
obra". "Las contribuciones monetarias que los trabajadores hicieron a
los sindicatos eran un cargo extra que los trabajadores tenían que pagar
de su salario simplemente para combatir la "precariedad del ...
empleo", contra el que la organización de los trabajadores era la única
defensa.[xxxii]
Tan importante considera Morris esta
cuestión en la definición de la condición de los trabajadores en el
capitalismo que en su conferencia de 1887 "Lo que los socialistas
queremos", tomó el inusual paso -raro en sus conferencias- de anotar
"precariedad" en el margen, indicando que era un tema importante para
desarrollar aún más. Más tarde, en su conferencia de 1894 "¿Qué es: Qué
debería ser: Qué será?" Morris argumentó que "los altos salarios y
trabajo menos precarios, más tiempo libre, más prestaciones públicas"
constituían las principales demandas de los trabajadores, pero que éstos
objetivos sólo podrían alcanzarse a través de "los principios del
socialismo”. Para Morris, la inestabilidad de la vida de la clase obrera
-de lucha constante para mantener o encontrar un trabajo, la amenaza (y
la realidad para muchos) de pasar al desempleo y subempleo, el extremo
sufrimiento físico y moral, la degradación e incluso la muerte provocada
por las condiciones de explotación en el trabajo, y la omnipresencia
del pauperismo-, constituía la esencia de la vida de la clase
trabajadora. Esta inseguridad, degradación y fatiga desperdiciada minan
todo el potencial de una humanidad libre.[xxxiii]
El Ejército Global de Reserva en la Era de la Precariedad Generalizada
La base estructural del concepto de
precariedad laboral de Marx era el ejército de reserva de mano de obra,
el punto pivotal de la ley general de la acumulación capitalista. Frente
al uso actual de la "precariedad", que Seymour llama un "meme
cultural", la teoría marxista en su lugar ofrece un enfoque teórico
integrado y punto de vista científico de la inseguridad y la explotación
de la clase obrera, orientada al cambio social revolucionario. Aquí la
noción del proletariado no se contrapone al aumento de la precariedad
-que da lugar a toda una nueva categoría del "precariado"; más bien, la
precariedad es un elemento definitorio de la existencia y la lucha de la
clase obrera.
En los años inmediatamente posteriores a
la Segunda Guerra Mundial, la economía capitalista mundial, centrada en
los Estados Unidos, Europa Occidental y Japón, experimentó un período
de rápida expansión económica basada en: (1) la hegemonía indiscutible
de EE.UU.; (2) una segunda oleada de automovilización en los Estados
Unidos; (3) la reconstrucción de las economías devastadas por la guerra
en Europa y Japón (y la automovilización allí); (4) el crecimiento
masivo de los esfuerzos comerciales desde Madison Avenue [1];
y (5) dos guerras regionales en Asia, junto con la tendencia general
asociada a la militarización de la Guerra Fría. El incremento del
empleo, sobre todo en los años de las guerras de Corea y Vietnam, junto
con la represión interna en los Estados Unidos, y un estado de bienestar
(especialmente en Europa, donde era necesario para contrarrestar el
desafío representado por la Unión Soviética y Europa del Este), creó una
era de paz relativa entre el capital monopolista y los sindicatos
conservadores. Las empresas multinacionales surgieron en este período
como los principales actores de la escena mundial. Los trabajadores en
el centro del sistema se beneficiaron indirectamente del sistema
imperialista mundial.
La economía de EE.UU. alcanzó su punto
máximo a finales de 1960 y principios de 1970, a medida que los diversos
factores externos que sustentaban este crecimiento se desvanecían
gradualmente. Posteriormente entró en una crisis severa (que corresponde
con el final de la Guerra de Vietnam), lo que lleva a una
desaceleración en el crecimiento económico que derivó en un
estancamiento total. A finales de los ´70s, el capital había iniciado el
proceso de reestructuración económica global, los recortes en el estado
de bienestar, los ataques a los sindicatos, y otras medidas, dando
inicio a la guerra de clases que pasaría a ser conocida como
neoliberalismo.[xxxiv]
En la década de 1980, las empresas y los
individuos ricos que buscan salidas para sus excedentes de capital en
un clima de sobreacumulación y saturación del mercado, en el que la
inversión productiva ya no parecía viable, aumentó cada vez más la
especulación, primero con fusiones de empresas, y luego en el sistema
financiero en términos más generales . La disminución de las tasas de
interés, provocada por la débil inversión en relación con la disposición
de excedente económico, favoreció el endeudamiento con fines puramente
especulativos. El sector financiero responde creando un sinfín de
instrumentos financieros exóticos que empaqueta en productos de riesgo,
todo ello basado en una deuda creciente. La financiarización de los
EE.UU. y la economía mundial en la nueva era del capital
monopolista-financiero generaron una expansión limitada. Sin embargo,
nada de esto fue capaz de prevenir el estancamiento económico profundo
en el centro del sistema capitalista mundial. En consecuencia, la tasa
de crecimiento económico de la tríada de los Estados Unidos / Canadá,
Europa y Japón, ha disminuido desde las décadas de los años 1960 hasta
la actualidad. En la nueva economía globalizada promovida por las
empresas multinacionales, se persigue un mercado laboral global, en el
que las empresas se aprovechan de los salarios mucho más bajos en la
periferia, desplazando la producción a los países del Sur, que en 2008
representó alrededor del 70% de la producción industrial mundial, en
comparación con alrededor del 50 por ciento en 1980. [xxxv]
Este cambio continental ejerce presión
sobre los salarios reales de los trabajadores en el Norte, donde los
trabajadores enfrentan un mayor desempleo y el aumento de la competencia
de los trabajadores de bajos ingresos del Sur. El ejército de reserva
latente de mano de obra migratoria de los países pobres (por ejemplo,
los trabajadores mexicanos y centroamericanos en el caso de los Estados
Unidos, los trabajadores turcos en el caso de Alemania, y los
trabajadores argelinos en el caso de Francia) genera más conflictos en
la clase obrera a nivel nacional e internacional, al igual que las
nuevas oleadas de guerras imperiales en el Oriente Medio, la antigua
Yugoslavia, y el norte de África en la década de 1990 y en las primeras
décadas de este siglo (posibles gracias a la desaparición de la URSS de
la escena mundial). La caída de las sociedades soviéticas y
reintegración de China en el mercado mundial capitalista sumó a cientos
de millones de trabajadores al ejército de reserva mundial, lo que
constituye una nueva era de la globalización. Todo esto sirve para
disminuir el suelo de los salarios y las condiciones de trabajo de los
trabajadores de todo el mundo. En general, la clase obrera mundial y sus
diversos segmentos pronto fueron atrapados en una carrera hacia el
abismo, una realidad que crea una nueva sensación de precariedad.[xxxvi]
La Gran Crisis Financiera, que surgió en
Estados Unidos en 2007 y extendió en 2008 y 2009 a la economía mundial
en su conjunto, dio lugar a un gran aumento en el desempleo mundial y
las reestructuraciones empresariales. Un enorme crecimiento en el empleo
a tiempo parcial, temporal y eventual, así como un mayor desempleo y
subempleo en general, constituyen la nueva condición estructural del
mercado laboral internacional. El fracaso de la mayoría de los
analistas, incluso de la izquierda, para entender esto en términos de
ley general de la acumulación de Marx crea una enorme confusión. La
ciencia social convencional ha caracterizado más las relaciones de
explotación entre el trabajo y el capital como anomalías sin ninguna
relación esencial con el sistema ni base histórica o teórica anterior,
mientras que los teóricos posmodernos de izquierda, enamorados de meras
construcciones discursivas, apenas lo han hecho mejor.
En la economía política marxista, el
retorno al análisis del ejército de reserva de Marx en este período fue
parte de un intento de entender tanto la reaparición del estancamiento y
sus efectos sobre la clase obrera como la internacionalización del
capital monopolista. La globalización de la producción sobre la base de
las corporaciones multinacionales se inició con la crisis económica de
los ´70s -incluso antes de llegar al pleno estancamiento. Sin embargo,
para algunos teóricos radicales lúcidos, las conexiones entre el
estancamiento, la internacionalización del capital, y las condiciones
más miserables de trabajo a nivel mundial fueron evidentes desde el
principio.
Los desarrollos teóricos más importantes
en el análisis de las condiciones laborales y su relación con la
acumulación surgieron en la década de 1970, en el trabajo pionero de
Harry Braverman y Stephen Hymer. Braverman se basó en el análisis de
procesos de trabajo de Marx para demostrar la degradación del trabajo
bajo el capitalismo monopolista. Pero también participa en un estudio
minucioso de la estructura y la composición de la clase obrera en los
Estados Unidos, tanto del ejército de trabajo activo como del ejército
de reserva de fuerza de trabajo. Hymer emergió como el principal teórico
sobre las empresas multinacionales, construyendo su análisis en la
teoría de la organización industrial y la teoría del capital
monopolista. Fue más allá sin embargo para extender su trabajo al examen
de los efectos en la división internacional del trabajo, basándose en
la ley general de Marx de la acumulación.[xxxvii]
En 1975, Braverman señaló que el rápido
crecimiento del ejército de reserva de mano de obra, tanto en los
Estados Unidos, como en otros lugares:“La revelación más
sorprendente de un examen de las estadísticas de desempleo [en EEUU]
desde la Segunda Guerra Mundial hasta la actualidad es la tendencia
gradual pero persistente a la ampliación del tasa de desempleo oficial
.... La tasa de desempleo del 5 al 6 por ciento que caracterizó los años
de recesión de 1949 a 1950 se convirtió en el referente de prosperidad
de los años setenta, y la tasa de entonces estaríamos encantados de
tenerla ahora”.[xxxviii]
Sin embargo, ante las deficiencias en
los datos disponibles, Braverman argumentó que eso significaba que no
eran más que los índices “brutos” de lo que realmente estaba sucediendo,
ya que la mayor parte del ejército industrial de reserva (el gran
número de trabajadores a tiempo parcial que buscan trabajo a tiempo
completo, los trabajadores temporales , trabajadores desalentados, los
ligados al empleo puntualmente, y la población económicamente inactiva)
estaban fuera de la tasa de desempleo oficial.
El rápido crecimiento del ejército de
reserva de mano de obra en su conjunto fue minando sustancialmente a los
sectores de la clase trabajadora relativamente bien remunerados (e
incluso a la clase media), creando una mayor sensación de precariedad.
Cada vez más trabajadores se vieron empleados en servicios de bajos
salarios y en el comercio minorista.
En un análisis estadístico detallado,
Braverman demostró que en 1970 aproximadamente el 69 por ciento de la
fuerza de trabajo disponible en los Estados Unidos (que abarca tanto el
ejército de trabajo activo como partes del ejército de reserva) estaban
vinculados a las 6 ocupaciones básicas de la clase obrera no
relacionadas con la agricultura: artesanos, oficinistas, obreros
fabriles, comerciales, trabajadores de servicios y peones.[xxxix]Análisis
más recientes muestran que esta cifra sigue siendo notablemente
constante más de cuarenta años después (teniendo en cuenta los cambios
en las ocupaciones y la proletarización de otras ocupaciones), donde la
clase obrera supone en torno al 69 por ciento de la fuerza de trabajo
disponible en los Estados Unidos en 2011.[xl]Sin
embargo, la calidad del empleo se ha reducido drásticamente, con muchos
más trabajadores de los sectores de bajos salarios y de tiempo parcial,
temporal, y con contratos eventuales. Todo esto significa que la
precariedad de la fuerza de trabajo, y el tirón a la baja del ejército
de reserva de mano de obra en su conjunto, está creciendo.
En 1975, en "Política Internacional y
Economía Internacional: un enfoque radical," Hymer desarrolló un enfoque
sobre la división internacional del trabajo para acompañar a su
análisis del crecimiento de las empresas multinacionales. Basándose en
la ley general de Marx de acumulación, Hymer argumenta que los dos
factores principales que permiten la explotación capitalista del trabajo
fueron: (1) el cambio tecnológico, que desplazó trabajadores y aumentó
las filas del ejército industrial de reserva, y (2) la absorción de la
superpoblación latente en las zonas rurales, que expandió la fuerza
total de trabajo disponible para la explotación. Por estos dos medios,
que Hymer llama "ejército industrial de reserva" y el "ejército externo
de reserva ", el capital fue capaz de aumentar el suministro de fuerza
de trabajo en línea con las tesis fundamental de Marx de que "la
acumulación de capital es, por lo tanto, la multiplicación del
proletariado ." [xli]
“Por encima del proletariado ", escribe Hymer, “se
encuentra una vasta clase de directivos, técnicos y burócratas para
organizarlo y para superar su resistencia al mantenerlo dividido. A
continuación se forman un conjunto de estratos desempleados,
subempleados y mal pagados, acrecentados continuamente por el cambio
tecnológico y la apertura de nuevas zonas de influencia, que socava su
posición e inhibe su desarrollo hacia la conciencia de clase. Este
ejército de reserva mantiene a la aristocracia obrera leal al sistema
capitalista por el miedo a caer desde su posición superior. Por la
naturaleza de las cosas, estos diferentes estratos a menudo provienen de
diferentes regiones de un país, diferentes grupos raciales o étnicos, y
diferentes clases de edad y sexo. Por lo tanto, las divisiones entre
los trabajadores a menudo reflejan las líneas de raza, credo, color,
edad, sexo y origen nacional, que hacen el aumento de la conciencia de
clase más difícil.”
La conciencia de clase de los
trabajadores, Hymer subrayó -citando a Marx- requiere que los
trabajadores lleguen a la conclusión de que mediante la generación, a
través de su trabajo, de la acumulación de capital, sólo aumentan el
poder económico relativo del capital frente a sí mismos, a través de la
acción del ejército de reserva, con lo que su propia situación se hace
"más precaria”. Una vez que se llega a esa convicción, el papel
revolucionario de los trabajadores depende del esfuerzo por eliminar la
competencia y la desigualdad dentro de sus filas y llegar a una
liberación humana más amplia. Mantuvo la esperanza de que la mano de
obra, aunque cada vez más dividida por la nueva división internacional
del trabajo y por las diferentes identidades sociales, y atrapada en una
situación de precariedad creciente, no obstante, lucharía para eliminar
la competencia dentro de sus filas. De este modo podría unificarse "a
niveles cada vez más altos hasta alcanzar una perspectiva histórica
mundial mucho más amplia que la del capital y reemplazar el capitalismo
por el socialismo. Esta unificación, sin embargo, es un proceso a largo
plazo." [xlii]
Hoy en día la ley de acumulación de Marx
opera en el mundo entero. La lucha de los trabajadores, tal como
pensadores como Marx, Engels, y Morris comprobaron en el siglo XIX, y
Hymer reconoció aún más plenamente a finales del siglo XX, por lo tanto,
debe ser internacional. La precariedad laboral sube y baja con el
ejército de reserva mundial de mano de obra. El ejército de reserva
externa, aunque sigue siendo enorme, no es inagotable, y es cada vez
menor, lo que requiere que el capital desplace el trabajo actual para
mantener la acumulación. Mientras tanto, miles de millones de personas,
como explica Fred Magdoff en "Una existencia precaria: El destino de
miles de millones", y como expone Mike Davis en Slum planet, se
concentran en los grandes centros urbanos de los países del Sur, donde
la precariedad absoluta es la realidad, con cerca de una tercera parte
de los trabajadores viviendo con menos de dos dólares al día. [xliii]
Sólo una Nueva Internacional de los
trabajadores es capaz de hacer frente a las condiciones catastróficas
que han surgido para innumerables personas, incluyendo la devastación
económica de gran parte del mundo, el aumento del militarismo y la
guerra, y un riesgo ecológico global.[xliv]Como
escribe Hymer respecto a las tendencias en la parte superior del orden
imperial de aquel entonces: "la estructura del imperio americano, que
mantenía cierto orden ... en el pasado, se está disolviendo en una lucha
hobbesiana de todos contra todos, que parece estar desarrollándose a
nivel mundial."[xlv]En
estas circunstancias, una sociedad socialista racional, orientada al
bienestar común, se hace imprescindible, no sólo para un mundo mejor,
sino cada vez más como una exigencia para la propia vida humana.
Podemos ver la importancia del ejército
de reserva mundial de mano de obra, y la fuente de la precariedad de la
mayoría de la población mundial, con datos de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT), que ha empleado categorías
estrechamente relacionadas con las capas del ejército de reserva
identificadas por Marx. El gráfico 1 muestra "Las capas de la clase
obrera mundial" de 1991 a 2015. Aquí se puede ver que el ejército de
reserva mundial, incluso con definiciones conservadoras, constituye
alrededor del 60 por ciento de la población activa disponible en el
mundo, muy por encima de la del ejército de trabajo activa de los
obreros asalariados y pequeños propietarios. En 2015, según cifras de la
OIT, el ejército de reserva mundial constaba de más de 2.300 millones
de personas, en comparación con los 1.660 millones en el ejército de
trabajo activo, muchos de los cuales son empleos precarios. El número de
parados oficiales (que corresponde aproximadamente a la población
flotante de Marx) está cerca de 200 millones de trabajadores. Alrededor
de 1.500 millones de trabajadores son clasificados como "empleados
vulnerables" (en relación con la población estancada de Marx), formados
por trabajadores que trabajan "por cuenta propia" (trabajadores
informales y rurales de subsistencia), así como "trabajadores
familiares" (del trabajo doméstico ). Otros 630 millones de personas con
edades entre 25 y 54 se clasifican como económicamente inactivos. Esta
es una categoría heterogénea, pero, sin duda, se compone
predominantemente de población empobrecida.
Gráfico 1. Capas de la Clase Trabajadora Global, 1991-2015
Fuentes:"Tabla
R3. Situación del Empleo ","Tabla R5. Tasa de desempleo” (Mundial y
agregados regionales), y "Tabla 13. La inactividad". Organización
Internacional del Trabajo (OIT), "Indicadores Clave del Mercado de
Trabajo (ICMT)," 9ª edición (Ginebra, noviembre de 2015). "
Notas:
Dado que las cifras de inactividad se dan por país, deben ser
consideradas una subestimación, debido a la falta de disponibilidad de
datos para determinados países y años. En la base de datos Edición ICMT
día 9, el número total de países con datos sobre la inactividad llegó a
193.
Estas cifras, sin embargo, quitan mucha
importancia al alcance total del ejército de reserva mundial (en la
concepción de Marx), porque los trabajadores a tiempo parcial, temporal y
los trabajadores eventuales se consideran en las cifras de la OIT como
empleados, y por lo tanto no tiene en cuenta las condiciones cada vez
más precarias de muchos de los que sólo tienen una relación parcial e
insegura de empleo.[xlvi]
La proporción de trabajadores en todo el mundo que ganaban dos dólares
al día o menos se situó en el 25 por ciento en 2014. La precariedad es
particularmente alta, en el mundo en desarrollo, donde los trabajadores
pobres (que ganan cuatro dólares o menos al día) representan más de la
mitad de todos los trabajadores. Casi el 60 por ciento de los
asalariados a nivel mundial lo son a tiempo parcial o con alguna forma
de trabajo temporal. Además, más del 22 por ciento son autónomos (a
menudo en condiciones miserables). [xlvii]
El gráfico 2 muestra los mismos datos de
la OIT con respecto a los países desarrollados. Aquí la proporción de
asalariados es mayor, y el ejército de reserva de mano de obra
proporcionalmente menor. Sin embargo, lo que está claro incluso con
estas estimaciones conservadoras es que el ejército de reserva en los
estados capitalistas avanzados -sin contar el trabajo a tiempo parcial y
eventual- es enorme y constituye alrededor del 26 por ciento de la mano
de obra disponible en el año 2015, perpetuando así una condición de
precariedad. (En los países en desarrollo el ejército de reserva se
situó en el 65 por ciento de la mano de obra disponible en 2013.) Más
aún, dado que la precariedad se asocia a menudo con el trabajo a tiempo
parcial y eventual, y puesto que estas situaciones están aumentando
rápidamente en los países desarrollados, su crecimiento es mucho mayor
que lo que sugieren los datos de la OIT.
Gráfico 2. Capas de la Clase obrera en los países desarrollados, 1991-2015
Fuentes: véase el gráfico 1.
Notas: La categoría "países desarrollados" es equivalente a la categoría de "altos ingresos" en la base de datos de la 9ª Edición ICMT. El número de países de altos ingresos con datos sobre la inactividad llegó a 65. Véanse también las notas a la Tabla 1.
Notas: La categoría "países desarrollados" es equivalente a la categoría de "altos ingresos" en la base de datos de la 9ª Edición ICMT. El número de países de altos ingresos con datos sobre la inactividad llegó a 65. Véanse también las notas a la Tabla 1.
Conclusión
La renovada atención, sobre todo entre
la izquierda, sobre la precariedad laboral constituye un reconocimiento
de la dura realidad del capitalismo, y en particular del capitalismo
monopolista-financiero globalizado actual. Conceptos como "precariedad" e
incluso "precariado" pueden tener un papel que desempeñar, si eso
implica describir con más detalle las condiciones que caracterizan al
ejército de reserva de mano de obra y la presencia cada vez más tenue de
las condiciones de trabajo del ejército laboral activo. Estos conceptos
pueden ayudar a demostrar el hecho de que, como subraya Marx, las
repetidas promesas del capital a los trabajadores son falsas, y de que
es esencial que la clase trabajadora y la sociedad se muevan en la
dirección del socialismo. Más de un siglo de crítica política-económica
marxista nos permite apreciar hasta qué grado las condiciones que Marx
describió, centrándose en un pequeño rincón de Europa en la segunda
mitad del siglo XIX, son ahora globales, y más acentuadas aún. En la
época actual, que Amin ha descrito como el "proletariado generalizado"
frente al "capitalismo monopolista generalizado”, el nuevo camino
revolucionario que esto conlleva se abre claramente ante nosotros.[xlviii]
De hecho, en contraste con Wacquant, que
sostiene que "el precariado sólo puede hacerse para deshacerse
inmediatamente", tenemos que destacar una vez más la importancia del
ejército de reserva de mano de obra dentro de la comprensión de Marx del
conjunto de la clase obrera. Aquí la tarea histórica sigue siendo la
que era antes, forjar la unidad de la clase obrera, no con el fin de
"universalizar" al proletariado, sino para trascenderlo.[xlix]
R. Jamil
Jonna es editor asociado de Monthly Review. Su artículo anterior para la
revista “Braverman y la Estructura de la clase obrera EE.UU.", también
escrito con John Bellamy Foster, apareció en la edición de octubre 2014
de revisión mensual. John Bellamy Foster es el editor de Monthly Review
y profesor de sociología en la Universidad de Oregon. Su libro más
reciente, junto al coautor con Paul Burkett, es “Marx y la Tierra: un
anti-Crítica” (Brill, 2016).
Este artículo es una versión revisada del artículo "La teoría de Marx sobre la precariedad de la clase obrera - y su relevancia en la actualidad", publicado en Rutas alternativas 27 (2016): 21-45.
[1]NdT: con “Madison Avenue” se hace referencia a las grandes compañías de publicidad y RRPP.
Notas
[i]Ver Leah F. Vosko,Managing the Margins (Oxford: Oxford University Press, 2010); Arne L. Kalleberg,Good Jobs, Bad Jobs (New York: Russell Sage Foundation, 2011), y “Job Quality and Precarious Work: Clarifications, Controversies, and Challenges,”Work and Occupations 39, no. 4 (2012): 427–48; Martin Olsthoorn, “Measuring Precarious Employment,”Social Indicators Research 119, no. 1 (2013): 421–41; Anne Allison,Precarious Japan (Durham, NC: Duke University Press, 2013); Tayo Fashoyin et al., eds.,Vulnerable Workers and Precarious Working
(Newcastle, UK: Cambridge Scholars, 2013); y Judy Fudge and Kendra
Strauss, “Temporary Work, Agencies and Unfree Labour,” en Judy Fudge y
Kendra Strauss, eds.,Temporary Work, Agencies and Unfree Labour (London: Routledge, 2013), 1–25.
[ii]Guy Standing,”El precariado, La nueva clase peligrosa” (London: Bloomsbury, 2011), 10.
[iii]Pierre Bourdieu,Travail et Travailleurs en Algérie(Paris: Mouton, 1963).
[iv]Pierre Bourdieu,Acts of Resistance, translated by Richard Nice (New York: New Press, 1999), 81–87, 82-83.
[v]Frederick Engels,“La situción de la clase obera en Inglaterra”.
Engels introdujo la perspectiva del ejército de reserva, pero en forma
menos desarrollada en “Outlines of a Critique of Political Economy” en
1843 (Karl Marx and Frederick Engels,Collected Works, vol. 6 [New York: International Publishers, 1975], 438, 443).
[vi]Karl Marx,El Capital, vol. 1 (London: Penguin, 1976), 762–870. Ver discusiones en Roman Rozdolsky,The Making of Marx’s Capital (London: Pluto, 1977) 300–07, John Bellamy Foster y Robert W. McChesney, The Endless Crisis(New York: Monthly Review Press, 2012), 130—37; Joseph Fracchia, “The Capitalist Labour-Process and the Body in Pain,”Historical Materialism16, no. 4 (2008): 35–66.
[vii]Standing,
7; Béatrice Appay, “‘Precarization’ and Flexibility in the Labour
Process,” en Carole Thornley, Steve Jefferys, and Béatrice Appay, eds.,Globalization and Precarious Forms of Production and Employment (Cheltenham, UK: Edward Elgar, 2010), 34.
[viii]Ver p.ej. Grace Lee Boggs and James Boggs, “The City is the Black Man’s Land,”Monthly Review17, no. 11 (April 1966): 45; William Julius Wilson,The Truly Disadvantaged(Chicago: University of Chicago Press, 1986).
[ix]Loïc Wacquant, “Territorial Stigmatization in the Age of Advanced Marginality,”Thesis Eleven91, no. 1 (2007): 72–73; André Gorz,Farewell to the Working Class
(London: Pluto, 2001). La separación de los conceptos del precariado y
la precariedad del del proletario, de tal manera que son enfrentados
también puede verse en algunas posiciones del movimiento feminista
tambén. La teórica feminista Judith Butler usa “precariado” para
referirse a “un grupo de personas que no son sólo trabajadores
explotados, sino aquellos cuyo trabajo se contempla ahora como
sedeschable”, próximo al concepto marxista de ejército industrial de
reserva (pero no planteado en esos términos). Esto implica que escinde
al precariado del resto de la fuerza de trabajo que tiene mayor
seguridad (es decir el proletariado) en aguda contraposición a Marx, que
vió al proletarido como el conjunto de la clase trabajadora. Butler,
más aún supone incorrectamente que el proletariado de Marx puede ser
visto en estrechos términos economicistas. Por tanto ella distingue al
precariado del proletariado refiriéndose al primero como aquellos “que
son objetivo de guerra o decimadas por el desarrollo”. Separando la
precariedad del trabajo y del proletariado, Butler describe la
precariedad como “una general característica general de la vida
corpórea,” aplicable situationes sociales muy distintas, y ve la
precariedad como una “amplificación” de ese estado de inestabilidad
“corporal”. Judith Butler, “Exercising Freedom,” interview by Eliza Kania,R/evolutions1, no. 1 (2013), http://revjournal.org.
[x]Richard Seymour, “We Are All Precarious—On the Concept of the ‘Precariat’ and Its Misuses,”New Left Project, February 10, 2012, http://www.newleftproject.org.
[xi]Arne
L. Kalleberg, Barbara F Reskin, y Ken Hudson, “Bad Jobs in America:
Standard and Nonstandard Employment Relations and Job Quality in the
United States,”American Sociological Review65, no. 2 (2000): 256–78; Kalleberg,Good Jobs, Bad Jobs; Arne L. Kalleberg, “Job Quality and Precarious Work: Clarifications, Controversies, and Challenges,”Work and Occupations39, no. 4 (2012): 440.
[xii]Ver Michael Quinlan, “The ‘Pre-Invention’ of Precarious Employment: The Changing World of Work in Context,”Economic and Labour Relations Review 23, no. 4 (2012): 16.
[xiii]Engels,La situación de la clase obrera en Inglaterra, 149.
[xiv]Engels,La situación de la clase obrera en Inglaterra, 96; Karl Marx y Frederick Engels, The Communist Manifesto
[xv]Marx,Capital, vol. 1, 798.
[xvi]Marx,Capital, vol. 1, 793.
[xvii]Marx,Capital, vol. 1, 583, 795, 818, 794–95.
[xviii]Marx,Capital, vol. 1, 795, 571–72, 860, 796.
[xix]Marx,Capital, vol. 1, 796–98, 865.
[xx]En
el análisis marxista “manufactura” todavía tiene su sentido original de
hecho directamente por el trabajo humano, o producción artesanal,
mientas que el término “maquinofactura” era usado por los socialista
para describir la industria moderna (correspondiendo con el término
actual de manufactura). Cuando Marx se refiere a “manufactura moderna”,
se refiere a la producción artesanal moderna, que se distingue tanto de
la tradicional como de la industria moderna. En su análisis del trabajo
informal y externalizado, Marx distingue entre manufactura moderna y
trabajo doméstico moderno (este último para distinguirlo del trabajo
doméstico tradicional). Establecimientos compuestos principalmente de
mujeres en pequeños talleres (normalmente la vivienda de un pequeño
empleador), en confección o millinery, eran los que típicamente se
ajustaban a este sector.
[xxi]Marx,Capital, vol. 1, 591.
[xxii]Marx,Capital, vol. 1, 602–4, 825, 863.
[xxiii]Marx,Capital, vol. 1, 595–99.
[xxiv]Marx,Capital, vol. 1, 353, 354–67.
[xxv]Fracchia, “The Capitalist Labour-Process and the Body in Pain,” 47; Marx,Capital, vol. 1, 618, 719, 784.
[xxvi]Una
visión similar en Bryan Palmer, “Reconsiderations of Class:
Precariousness as Proletarianization,” en Leo Panitch, Greg Albo, and
Vivek Chibber, eds., Socialist Register, 2014(New York: Monthly Review Press, 2013), 40-62.
[xxvii]Marx,Capital, vol. 1, 797, 807; Engels,La situación de la clase obrera en Inglaterra, 96–97.
[xxviii]Engels,La situación de la clase obrera en Inglaterra, 97.
[xxix]Marx,Capital, vol. 1, 574–75, 579–80.
[xxx]Karl Marx,Capital, vol. 3 (London: Penguin, 1981), 345; Marx,Capital, vol. 1, 915.
[xxxi]Karl Marx,Capital, vol. 3 (London: Penguin, 1981), 345; Marx,Capital, vol. 1, 915.
[xxxii]William Morris,Collected Works, vol. 23 (London: Longmans, Green, 1915), 176–77 and Signs of Change (London: Longmans, Green, 1896), 169, 187.
[xxxiii]William Morris,Unpublished Lectures (Detroit: Wayne State University, 1969), 232; Nick Salmon,The William Morris Chronology (Bristol, UK: Thoemmes Press, 1996), 127; David Leopold, “Introduction,” in William Morris,News from Nowhere (Oxford: Oxford University Press, 2003), xvi; E. P. Thompson,William Morris: Romantic to Revolutionary (New York: Pantheon, 1976), 613–14.
[xxxiv]Joyce Kolko,Restructuring the World Economy (New York: Pantheon, 1988); Fred Magdoff y John Bellamy Foster, “The Plight of the U.S. Working Class,”Monthly Review65, no. 8 (January 2014): 1–22.
[xxxv]Foster and McChesney, The Endless Crisis, 4; John Bellamy Foster, Robert W. McChesney, and R. Jamil Jonna, “The Global Reserve Army of Labor and the New Imperialism,”Monthly Review63, no. 6 (2011): 4.
[xxxvi]Una
excepción es China y otros países en Asia, donde han experimentado
subidas salariales debido a la rápida acumulación, basada en la
glboalización de la economía mundial, y la incorporación de población
latente (rural) de la reserva a la producción.
[xxxvii]Harry Braverman, Labor and Monopoly Capital(New York: Monthly Review Press, 1998); R. Jamil Jonna y John Bellamy Foster, “Beyond the Degradation of Labor: Harry Braverman and the Structure of the U.S. Working Class,”Monthly Review66, no. 5 (October 2014): 1–23; Stephen Hymer,The Multinational Corporation (Cambridge: Cambridge University Press, 1979).
[xxxviii]Braverman,Labor and Monopoly Capital, 29.
[xxxix]Braverman,Labor and Monopoly Capital, 261–62; Harry Braverman, “The Making of the U.S. Working Class,”Monthly Review46, no. 6 (1994): 18–21.
[xl]Jonna and Foster, “Beyond the Degradation of Labor,” 5–8.
[xli]Hymer,The Multinational Corporation, 256–72, 262–63, 269; Marx,Capital, vol. 1, 764.
[xlii]Hymer,The Multinational Corporation, 263, 259, 271.
[xliii]Fred Magdoff, “A Precarious Existence: The Fate of Billions?”Monthly Review 55, no. 9 (February 2004): 1–14; Mike Davis,Planet of Slums(London:
Verso, 2007); “World Employment and Social Outlook: The Changing Nature
of Jobs,” (Geneva: International Labour Organization [ILO], 2015), 28.
[xliv]Sobre la nueva internacional ver István Mészáros,The Necessity of Social Control(New York: Monthly Review Press, 2015), 199–217.
[xlv]Hymer,The Multinational Corporation, 270–71.
[xlvi]Foster, McChesney, y Jonna, “The Global Reserve Army of Labor,” 19–26.
[xlvii] “World Employment and Social Outlook,” 28, 13, 39. Nota: estos datos se basan en el último año disponible para cada país.
[xlviii]Samir Amin, Three Essays on Marx’s Value Theory(New York: Monthly Review Press, 2013), y The Implosion of Contemporary Capitalism(New York: Monthly Review Press, 2013).
[xlix]Wacquant, “Territorial Stigmatization,” 72–73.
Fuente: http://www.jaimelago.org/node/139
No hay comentarios:
Publicar un comentario