01 agosto 2010

Me declaro culpable: soy funcionario

Más injusto que rebajarnos el sueldo es el enfrentamiento al que someten al funcionario con el resto de los trabajadores. Cuesta creer que sea intencionado presentar al personal público como una especie de privilegiados sobre los que debe caer el peso de la “solidaridad” con la que afrontar la crisis económica, financiera o la que sea.
Si tal división de los trabajadores no era la pretendida, se ha conseguido de cualquier modo, dando lugar a que se instale en la sociedad un debate tan estéril como falso, que lo único que consigue es desviar la atención sobre las verdaderas causas que ahondan la crisis en nuestro país y las políticas que no se pueden, no se quieren y no se saben aplicar para enmendar la situación.
Soy funcionario y en mi círculo más cercano no puedo quejarme de la merma de ingresos porque es desleal con los que están sufriendo el paro. Tampoco puedo replicar acerca de la imposibilidad de beneficiarme del tiempo esplendoroso de las “vacas gordas”, cuando cualquiera ganaba mucho más que yo. Debo guardar silencio porque se ha transmitido el mensaje subliminal de que tener un puesto de trabajo es, en estos momentos, una ofensa contra los que sufren las consecuencias de la crisis. Y debo pagarlo.
Daniel Guerrero Bonet / Sevilla (Cartas al director: Público 26 de julio de 2010)

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